Olimpiadas filosóficas

101 Revolución y utopía PRIMER PREMIO Adela Cebeiro Munín IES Rosalía de Castro, Santiago de Compostela, Galicia Viajemos en el tiempo con Harari a hace más de 70 000 años, momento en el que tiene lugar el mayor salto evolutivo de nuestra especie, la revolución cognitiva. Nos conver- timos en seres con logos capaces de reflexionar sobre nuestra realidad circundante y sobre nosotros mismos. El lenguaje y la razón nos liberan y consiguen que el Homo sapiens sea capaz de soñar. Nos definimos como seres plenamente racionales y pro- yectivos; somos capaces de crear redes de cooperación basadas en mitos, pasamos de lo irreal a lo real. Esto define al ser humano: soñamos y tratamos de alcanzar ese ideal, esa utopía de un mundo que sabemos mejor. Por lo tanto, podemos afirmar que la utopía, y con ella la revolución, son intrínsecas al ser humano. Negar esto sería re- negar de nuestra propia naturaleza, de ser humanos. Por ello, nuestra tesis defiende la necesidad y reivindicación de la utopía y la revolución, pues lo contrario nos llevaría a aceptar una servidumbre voluntaria en un mundo vacío y lleno de injusticia. El término utopía aparece por primera vez en 1516 como título de la novela deThomas Moro, y es esta visión literaria y estética la preferida por muchos intelectuales. No obstante, también podemos ver la utopía del mismo modo que Eduardo Galeano: como la visión de un mundo supuestamente inalcanzable que nos impulsa a avanzar. Sin la utopía el presente sería estanco y estéril. La utopía es poder, un poder que nace del descontento ontológico del humano ante su realidad circundante. Gracias a ella, po- demos transformar lo dado y convertirlo en principios de libertad, justicia e igualdad. Tenemos la esperanza de alcanzar ese ideal, pero no una esperanza vista como un simple optimismo, sino la visión de un futuro sin garantías consolatorias. No debemos olvidar, como tampoco hizoWalter Benjamin, que «la esperanza nos es dada solo por los que no la tienen». Por otro lado, desde mi punto de vista, la utopía no tiene que ser únicamente una vi- sión de un mundo ideal que puede llegar a ser posible ( utopía abstracta ), sino también un principio regulador de lo real capaz de reflexionar sobre la realidad contemporánea, parte del pensamiento humano. Esto es lo que Ernst Bloch denominaba utopía concre- ta , la búsqueda para alcanzar soluciones colectivas a problemas reales. La revolución aparece como una profunda politización y democratización absoluta de la sociedad en un último intento por alcanzar la libertad. No obstante, debemos tener cuidado con aquellas utopías que buscan delimitar normas materiales en lugar de principios basa- dos en el formalismo y universalismo. Si no hacemos esto, podemos encontrarnos con la frustración y el terror de descubrirnos ante la transitoriedad de esa utopía, y caer en supuestos totalitarios agazapados tras revoluciones que parecen auténticas. Esto es lo que les ocurre a los animales de Rebelión en la granja de George Orwell. Esta reflexión nos lleva a considerar las razones en contra de la utopía y la revolu- ción en el siglo xxi : el fracaso de las utopías socialistas de los siglos xix y xx y el ver la utopía como una falta de realismo, una simple quimera. En esta línea tenemos a V OLIMPIADA. Disertación filosófica

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