Olimpiadas filosóficas

109 el significado de ese término, libertad , concepto inexistente, mentira que no abarca la complejidad y automodificación del universo finito con el que debería aprender a coexistir el superhombre de Nietzsche. La libertad , de la que ya habló Kant para referirse a la condición de la conciencia moral, se define como «la capacidad de elección», definición simplista en la que convergen diversas situaciones. La libertad no exige la elección entre ejecutar o no una acción ne- cesaria para la supervivencia; el ser humano, concreto, sensible y determinado por su biología, posee una única opción ante la posibilidad de comer o no comer, si pretende actuar llevado tanto por sus pasiones como por su raciocinio, si obedece a su instinto de supervivencia, el cual ha necesitado durante toda la evolución. El instinto de su- pervivencia, de autoconservación, es un completo determinante frente a la libertad; la libertad se anula por completo ante la necesidad de satisfacer las necesidades vitales. Al margen de este hecho, la libertad completa tampoco es posible, pues no solo la im- pide el determinismo biológico que imposibilita trascender del ser humano y ser única- mente espíritu −como lo fue para Hegel y para el exacerbado dogmatismo racionalista, que defendía la primicia del pensamiento−, también impide esta libertad el propio dog- matismo ideológico, pues, para aquel o aquella con vocación de mártir y una extrema devoción ante las causas perdidas, será su propio pensamiento el que lo encarcele en ellas, llegando a maltratarse a sí mismo para defender a otros sin ser su propio verdu- go, pues su propia ideología, generada en ocasiones por la moral de esclavos y en otra por desórdenes de personalidad más profundos (entrando ya en el campo físico), es aquello que lo encarcela. ¿Es necesaria entonces la revolución como fenómeno liber- tario? La revolución del pensamiento ilustrado del siglo xviii , el giro copernicano, la muerte de Dios y la posmodernidad han sido revoluciones teóricas, de bandera gris al no ser completamente blanca, debido a la amenaza que suponía, que únicamente han conseguido la deconstrucción de unos antiguos ideales con el fin de construir otros nuevos, en los cuales también se esclavizaron. Los ilustrados fueron gobernados por la razón, lo circundante al sujeto moderno por la importancia del sujeto en sí que observa midiendo, esclavizándose a sí mismo en su propia mirada, la muerte de Dios como la muerte de aquellos que la visualizaron, alcanzando estos el escepticismo. La posmo- dernidad, por su parte, esclaviza al ser humano en la ausencia de conciencia colectiva. Así pues, ninguna liberó al ser humano de su anclaje ideológico, pero, aun así, todos sus integrantes acabaron siendo más libres desde el punto de vista biológico, pues los ilustrados consiguieron que muchos, movilizados ante el sapere aude kantiano, se ini- ciaran en sus estudios, dando posteriormente al pueblo llano mejoras sanitarias, es- tructurales e higiénicas en las ciudades. Por otra parte, otra de estas revoluciones, la idea de la muerte de Dios, dio fuerzas a los ciudadanos para no considerar a la Iglesia como una institución intocable y realizar renovaciones en ella, desamortizaciones de la comunidad religiosa, que, indirectamente, proporcionaron cierto grado de mejora, que, si bien no es sinónimo de libertad, si es sinónimo de progreso. Partiendo de la cuestión biológica, facilitada por la revolución violenta, hallamos nu- merosos sistemas que, aun teniendo un principio ideológico tras ellos, este se basaba en la mejora de las condiciones de vida: la Revolución rusa tiene una ideología marxis- ta que trata de evitar no solo la alienación del proletariado –cuestión más espiritual que empírica–, sino, también, destruir una sociedad de clases que oprime al proleta- riado, por lo que busca una mejora de las condiciones biológicas o, al menos, esta fue su pretensión inicial. La Revolución francesa, por otra parte, no solo buscaba denun- ciar el totalitarismo imperante, sino también obtener como resultado la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano (también de la Mujer y la Ciudadana), la cual,