Olimpiadas filosóficas

114 Sin embargo, si bien la utopía tiene cierta aceptación pese a las dificultades para su consecución, la revolución es inmediatamente denostada como vehículo para la liber- tad en la mayoría de las ocasiones. Quizá sea porque el imaginario colectivo tiene muy presentes las revoluciones del siglo xix , y en el mundo actual es difícil concebir ese modelo de avenidas en llamas y violencia sin límite. Algunos de los filósofos que lo re- chazan frontalmente, comoThoreau, proponen como alternativa la resistencia pacífica dentro del sistema. Consideran que la desobediencia civil podría ser suficiente para generar contradicciones en el sistema tan profundas que obliguen a este a cambiar y actualizarse, consiguiendo de este modo importantes avances de carácter estructural hacia la libertad. No obstante, no tienen en cuenta un principio de los Estados que es reconocido desdeAristóteles, una suerte de instinto de autoconservación que provoca que el sistema, ante todo, tenga como objetivo su propia supervivencia. La teoría de sistemas de Luhmann así lo demuestra: lo establecido está preparado para adaptarse y absorber todo aquello que se le oponga hasta neutralizarlo.Tenemos varios ejemplos de este hecho muy próximos a nosotros. Si pensamos en el 15M, el movimiento de indignados que rompió las leyes para invadir las plazas exigiendo cambios por toda España, nos damos cuenta de que ahora, años después, se ha visto obligado a mode- rarse para introducirse en el sistema y de que apenas ha conseguido poner en práctica las más elementales de sus reclamaciones. Otro caso es el del feminismo, que en su origen fue un movimiento totalmente opuesto al sistema patriarcal y ahora ha sido absorbido por este, que incluso lo utiliza para lucrarse (grandes superficies del mundo de la moda han encontrado una fuente importante de beneficios en la venta de prendas de ropa con eslóganes feministas). De este modo, parece que está claro que lo imposible no es la revolución, sino el cambio gradual y reformista desde dentro del sistema, y por tanto la revolución queda como la herramienta factible y necesaria para acercar al ser humano a la utopía, para liberar a todos los hombres y mujeres. Pese a esto, la revolución sigue siendo rechazada porque parece llevar implícita la no- ción de violencia. Deberíamos reflexionar si la alternativa no es incluso más violenta que cualquier estallido revolucionario. Si hace falta una revolución es porque no se ha alcanzado la utopía, y si no se ha alcanzado la utopía es porque todavía quedan seres humanos que no son libres, es decir, que están bajo una situación de violencia. La misma base del sistema capitalista actual es violenta, pues la riqueza que se genera y que establece las principales divisiones sociales en clases nace en todo caso de una apropiación ilegítima y por tanto violenta. Cuesta interpretar el origen del beneficio si no es en los términos marxistas de extracción de la plusvalía: el trabajador genera un cierto valor con sus horas de trabajo, y sin embargo no lo percibe íntegro en su sala- rio, pues el empresario reserva cierta parte que constituye su beneficio y por tanto la fuente de su enriquecimiento. El trabajador, por razones evidentes, no puede negarse a sufrir esta situación: la alternativa es no recibir salario alguno. Este punto de partida injusto y desigual de los contratos laborales es el que permite la apropiación indebida del producto del trabajo por parte del empresario y al mismo tiempo es el que demues- tra que todo el sistema es violento per se , porque no se sostendría de ninguna otra manera. Por lo tanto, aquellos que desestiman la revolución por considerarla violenta deberían examinar cuidadosamente la situación en la que se encuentran. No se puede, al mismo tiempo, justificar la violencia del sistema, que es estructural y está encubierta ideoló- gicamente, y rechazar frontalmente la revolución bajo la excusa de la violencia. Esto no quiere decir que la revolución vaya a ser enteramente pacífica; de hecho, es imposible concebir una revolución así. Por definición, y teniendo en cuenta que su objetivo es