Olimpiadas filosóficas

117 salir de esta jaula, viendo que, si estuviese fuera, sus oportunidades en la vida se am- pliarían de forma considerable. ¿Quién es entonces más libre de los tres?Todos están en la misma jaula, pero yo lo planteo del siguiente modo: el primer individuo no solo ignora la realidad, sino que evita reconocer que es un ignorante; el segundo conoce la situación, pero no se atreve a cambiarla; y tan solo el tercero persigue la libertad, sien- do así el único capaz de salir de la jaula algún día. Puede que una persona no sea libre, pero la idea de revolución y la persecución de un mundo ideal harán que su conciencia viaje y busque modos de llegar a serlo, no es solo una necesidad para ser feliz, sino para el propio conocimiento personal. La revolución y la libertad van de la mano y la utopía les pisa los talones; porque un día las mujeres decidieron que sus derechos iban a dejar de ser una lejana utopía, y se re- belaron; porque un día el esclavo decidió levantar la voz, y se rebeló; porque romper lo establecido, lo que quizá se cree correcto en el momento, lo que nos cuentan y lo que nos hacen creer es lo que ha hecho que hoy gocemos de la libertad que tenemos. Sin revolución no hay libertad, sin libertad no hay revolución.Y ahora no hablo de leyes, de lo que cada país permite o no, sino del libre pensamiento. Se supone que hay utopías tan perfectas que tan solo pueden ser soñadas, pero si miramos a nuestro alrededor, todo aquello que nos rodea, en su momento, fue impen- sable, una locura, la fantasía lejana de alguien. Es así como llego a la siguiente conclusión, no es tanto la revolución y la utopía lo que nos libera, sino el pensamiento crítico y el conocimiento, factores que, en mi opinión, son los que nos impulsan a creer que un cambio es necesario, para nuestro bien perso- nal y para el de la propia sociedad. La libertad comienza y finaliza en ella misma, es por esto que debemos seguir alimen- tando dudas, curiosidades, leyendo y conociendo para no aceptar como correcto todo aquello que nos den. Debemos pintar el mundo sobre la base de nuestras ideas, de la búsqueda pacífica de una utopía común y juzgar entonces la obra que hemos levantado con nuestras propias manos. Y es que, si nadie se atreve a mirar detrás del cuadro, no verá las rejas que oculta. Solo cambiando el mundo podremos ser libres, solo así podremos salir de la jaula. Hugo Díaz Brea IES Cacheiras,Teo, Galicia Antes de desarrollar plenamente la idea central, es necesario definir ciertos concep- tos. Los dos principales son la utopía y la revolución . La utopía es «un modelo teórico por el cual se establece una sociedad fundamentada en unos valores concretos»; por otro lado, la revolución es «un movimiento político por el cual se pretende transformar la sociedad de una manera radical». Otras definiciones necesarias son las de hegemo- nía y superestructura , que consiste en «todas las manifestaciones ideológicas y políti- cas por las cuales se construye una sociedad»; contrato social , que es «un pacto entre gobernantes y gobernados para constituir una sociedad y conseguir el progreso y el bienestar»; alienación , que consiste en «la presión de la sociedad sobre el individuo y que limita su capacidad de desarrollarse por sí mismo», y relaciones de poder , que son «las interacciones de los distintos colectivos de una sociedad».

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