Olimpiadas filosóficas

119 de género y transversal en muchos aspectos (culturales, por ejemplo). En el caso del Mayo del 68, estos colectivos eran estudiantes, trabajadores, inmigrantes y mujeres, que veían que sus demandas no eran escuchadas por los políticos de la época, por eso se enfrentaron al sistema. Porque, como afirmaba Rousseau, el contrato social se rom- pe cuando no se aseguran los derechos y las necesidades de los ciudadanos. La última de las reflexiones expuestas tiene una actualidad evidente: ¿podemos hacer la revolución del siglo xxi ? Sin duda, no es que se pudiera llegar a ese momento, sino que es una exigencia moral. El machismo imperante, la pobreza, la pérdida de derechos liberales y democráticos, las cuestiones medioambientales, etc., nos dan motivos para luchar por un mundo más justo y libre. Jacques Derrida nos habla de la deconstrucción de las certezas más elementales en la historia y la apertura de la era de la posmoder- nidad. Además, el ser humano tiene una única vocación, la consumista, en la sociedad actual. Esta unidimensionalidad , como la llamaría Marcuse, el pensamiento débil de Vattimo y el individualismo dificultan la tarea revolucionaria. Sin embargo, el pensamiento actual defiende alternativas para conseguir la transfor- mación social mediante la revolución. Jürgen Habermas defiende una sociedad, con un claro rasgo utópico, basada en el consenso y el acuerdo mediante la acción comu- nicativa. Según el pensador alemán, perteneciente a la Escuela de Frankfurt, «debe- mos constituir una sociedad mediante el juego de la argumentación, en la que razones motivantes substituyan argumentos cerrados». El politólogo americano Robert Alan Dahl enuncia la necesidad de inclusividad y de poder deliberativo y efectivo en la toma democrática de decisiones. Además de esto, existen ideologías al alza que pueden cambiar la situación actual: el feminismo y la ideología queer de Judith Butler, que de- nuncia la situación de exclusión de la mujer y la normalización de esta en la sociedad; el ecologismo, que defiende la sustentabilidad del mundo actual mediante el respeto a la naturaleza; los movimientos de migrantes, que redimensionan los límites de la cul- tura y la nación, y las corrientes derivadas de la crisis de la socialdemocracia europea y el auge de los populismos. Todo esto marcará la evolución histórico-política de la sociedad del siglo xxi y la consecución de la revolución que cambie la situación actual. En conclusión, el Mayo del 68 es un modelo híbrido entre utopía y revolución que tiene vigencia en la sociedad actual. Pese a no transformar por completo la sociedad, sí ha introducido un cambio de tendencia en la sociedad francesa y europea. Por eso, debe- mos tomarlo de ejemplo para guiar la lucha que libere al ser humano de este mundo egoísta e insostenible en el que vive. En esa transformación somos todos responsables de llevar el progreso y el bienestar de los individuos a la confrontación con el sistema que impide estos objetivos. Porque como afirmaba Gramsci, «la indiferencia es el peso muerto de la historia». Seamos realistas, pidamos lo imposible. Inés González Celis IES El Astillero, Astillero, Cantabria La forma en que las personas entienden el mundo y las cuestiones sobre él cambia, en ocasiones de forma radical, dependiendo de numerosas variables que afectan a cada persona en sí, como pueden ser su educación, su contexto sociocultural, su situación económica y un largo etcétera.

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