Olimpiadas filosóficas

134 torio de experimentación de teorías utópicas y sociales que quizá algún día podamos alcanzar. Por tanto, consideramos que la utopía es un astro ubicado en el horizonte que derrama sobre nuestro rumbo una luz que nos reconforta y nos empuja a continuar ha- cia delante. La utopía, para el doctor José Luis Abellán, permite la realización parcial del hombre y lo impulsa hacia el progreso, a través de la mejora de sus condiciones de vida. La idea de progreso ha ocupado el lugar central de todas las ideologías desde el Renacimiento. Es fácil ver el surco que ha dejado su noción a lo largo de los siglos posteriores y a través de diversas disciplinas, como las matemáticas, la filosofía, la biología y el arte, y de diversos autores, como Kant, Comte, Marx o Darwin. El progreso sitúa la historia bajo la capacidad del hombre para entender y, sobre todo, como que- ría Marx, para transformar el mundo: «Los filósofos se han dedicado a interpretar de diversas formas el mundo, de lo que se trata es de transformarlo». Es difícil no estar de acuerdo con el espíritu de este mensaje, ¿de qué sirve el pensamiento si no se ma- terializa en una mejora de las condiciones de vida o progreso? Sin embargo, ¿podemos transformar la realidad sin un previo análisis de la misma? El término revolución hace referencia a una transformación profunda, radical, de las ideas y del orden político, social y económico. Se distingue de la rebelión en que esta tiene lugar a partir de uno o varios individuos, mientras que la revolución es producto de todo el pueblo. La revolución supone la marcha de lo que el hombre moderno llama historia , y que se inaugura cuando nuestra especie es capaz de dominar la naturaleza. La historia , afirma Jacob Burckhardt, es «el alejamiento del ser humano de la natura- leza como consecuencia del despertar de la conciencia». A la actividad emancipadora frente a los determinismos naturales, vino a suceder la actividad emancipatoria frente a los determinismos sociales. La historia es la constante lucha del hombre, mediante el uso de la razón, para comprender el mundo que lo rodea y actuar sobre él. Es, sobre todo, a partir de la época moderna cuando el ser humano comienza a querer entender y modificar no solamente la realidad que lo envuelve, sino, como dice E. H. Carr, también a sí mismo. Un proyecto colosal y apasionante que ya fue abordado por Prometeo. La mayoría de los autores creen que la revolución implica necesariamente violencia y coacción. Desde la perspectiva revolucionaria, la fuerza es necesaria dada la férrea resistencia que oponen las clases dominantes a ser modificadas. Este es el talón de Aquiles de las revoluciones. Sin embargo, puede refutarse a la vista de numerosos movimientos revolucionarios no violentos y de gran influencia, entre ellos, la revolu- ción pacífica de la resistencia polaca y la Revolución deTerciopelo en Checoslovaquia. También podemos señalar a Joaquín Estefanía, quien, en su obra Revoluciones , propo- ne una vía revolucionaria no violenta que tiene como agentes a la juventud estudiantil y que parte del Mayo del 68 (con sus diversos escenarios), pasa por la movilización an- tiglobalización y culmina con el movimiento de los Indignados. Frente al proceso revo- lucionario, surge la vía reformista o evolutiva. Sin embargo, ello plantea un problema: el proceso puede ser absorbido por el sistema, llegando a ser una pieza más de este. Por tanto, consideramos que las revoluciones son los motores de las embarcaciones que conforman las sociedades, son las que mueven el rumbo de la nave; no es suficien- te con la utopía, es decir, con la noción de una sociedad ideal en el lejano horizonte. Para Juan Antonio Maravall, la utopía «siempre supone un planteamiento revolucio- nario». Ambos son, revolución y utopía, esencialmente una negación y un rechazo ab- soluto del presente en aras de un futuro de mayor dicha. No hay utopía sin revolución, de la misma manera que no hay revolución sin utopía. ¿Acaso alguien cree que, sin el pensamiento de Rousseau yVoltaire, entre otros, se hubiera llevado a cabo la Revo- lución francesa? Jamás se cruzarán las líneas que conforman el horizonte y la estela

RkJQdWJsaXNoZXIy OTA4MjI=