Olimpiadas filosóficas

23 de Platón cómo los hombres discutían sobre temas divinos y humanos, mientras los esclavos trabajaban.También descubrimos que Cicerón proclamaba el otium cum dig- nitate , declarando el ocio como lo que está primero y es deseado por todos los seres humanos. Por tanto, podemos entender la automatización como la liberación del traba- jo alienante o bien como una mera reducción en los costes de producción. Ahora bien, no vamos ciegos por el nuevo sendero que traza la tecnología. Otros auto- res ya trataron sobre estos temas, por lo que nuestra tarea es situarlos en el contexto actual. Sin ir más lejos, en la Fenomenología del Espíritu de Friedrich Hegel destaca el pasaje del amo y del esclavo, que podría servir de gran ayuda para comprender lo que nos depara el futuro. Si nos decantamos por la postura mediterránea , nos encontraríamos como los amos y los robots serían nuestros esclavos, situación que ofrece la opción de transformarlos en personas o no. Si optamos por la respuesta afirmativa, la dialéctica entraría en fun- cionamiento, haciéndonos vivir en una burbuja cada vez más dependientes de los ro- bots, hasta que finalmente cambiasen las tornas. Por el contrario, si nos decidimos por la respuesta negativa, reservaríamos el privilegio monopolístico de la conciencia y la racionalidad al ser humano. Sin embargo, la postura protestante nos augura un futuro distinto: la automatización provocaría desempleo, y las personas no recibirían ingreso alguno, o, si acaso, un ingreso mínimo, una renta básica. Además, la sobreproducción saturaría el mercado, a falta de una demanda que le diera salida. Por consiguiente, la solución pasaría por implementar deseos –de índole humana– a las propias máquinas, dotándolas también de consciencia. Llegados a este punto, entraría de nuevo la dialéc- tica, cumpliéndose así el temido complejo de Frankenstein. Sin embargo, no será la filosofía la que tenga la última palabra en este asunto. Será el gigante de pies de barro de la actualidad: la economía. Es verdad que todas nuestras preguntas existenciales pasan por ahí, pero el capital no siempre está al servicio del conocimiento. Aun así, nuestras ansias de saber provocan que la tecnología avance cada vez más. Sin embargo, el hilo del que pende la espada de Damocles sobre nuestra sociedad se va adelgazando. No somos conscientes de nuestros actos y de que, una vez abierta la caja de Pandora que representa la inteligencia artificial, no se podrá cerrar. Solo nos queda esperar a ver lo que el futuro nos depara: si finalmente lograremos ganar el juego de ser dioses o alcanzaremos la singularidad, como augura el transhu- manismo. Eso sí, si antes no nos convertimos en robots. Alea iacta est . SEGUNDO PREMIO Álvaro Salgado Carranza Colegio Nuestra Señora de Lourdes,Valladolid, Castilla y León En la literatura y la mitología medieval judía hay una historia que llama poderosamen- te mi atención. Este relato no es otro que aquel del gólem de Praga.Y no me interesa por los aspectos más escabrosos de la narración, sino precisamente por la figura del gólem, ese monstruo nacido del barro, tratado con cariño y destreza por las manos del alfarero, al que se le puede insuflar vida. En hebreo moderno, la expresión jómer

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