Olimpiadas filosóficas

26 este tema, pero es que la identidad personal no es algo que pueda ser conocido en su totalidad hasta que la persona muere, ya que no estará definitivamente formada hasta entonces. A lo largo de la historia, la visión de la identidad personal se ha ido definiendo poco a poco, evolucionando y transformándose. Sin embargo, el nacimiento de las nuevas tecnologías ha renovado fuertemente y de golpe nuestra capacidad de creación de la identidad personal. Además, ha provocado cambios a escala global que no pueden ser olvidados cuando se hace referencia a la identidad individual. Ha provocado así un giro en la concepción de la identidad. Puede parecer que las nuevas tecnologías lo han cambiado todo. Uno de los fenóme- nos más significativos provocados por ellas es la que ha sido llamada era de la globali- zación . La globalización ha introducido cambios en la sociedad en qué vivimos, ya que nos permite establecer contactos con otras partes del mundo. Dejando de lado la glo- balización económica e industrial, que ya de por sí alteran el orden social previamente establecido, nos centraremos en la globalización de las comunicaciones y de la infor- mación. Hoy en día somos bombardeados con un sinfín de noticias de última hora que puede que provengan del otro extremo de laTierra y que alteran nuestra visión anterior de conceptos como cultura o nación . Las nuevas tecnologías han cambiado nuestra manera de comunicarnos y de entender el mundo, y no sabemos qué transformaciones provocarán en un futuro no muy lejano. Sin embargo, aunque pueda parecer obvio que la tecnología lo ha cambiado todo, no considero que por ello tengamos que cambiar nuestra visión de la identidad personal, ya que, como explicaré más adelante, la base de la identidad seguirá siendo la misma. ¿Es la identidad, por tanto, como decía Hume, un flujo de sensaciones, un fajo de cua- lidades, o es, al contrario, algo unificado en el tiempo, una base para todo lo que hace- mos? ¿Es causa o consecuencia de nuestras acciones? Hume, con su visión típicamente empirista, defendía que la identidad era un fajo de cualidades, contradiciendo a otros como Aristóteles, para quien una sustancia nece- sitaba una esencia, un sustrato que permaneciera a pesar de los cambios, de manera que fuésemos capaces de reconocerla a pesar de sus transformaciones. Personalmente, considero que ni el primero ni el segundo tenían completamente ra- zón. El fajo de cualidades que expone Hume no tiene una unidad temporal, simplemen- te en un momento dado la persona es de determinada manera y en otro, de otra. Pero entonces la palabra identidad no tendría sentido, ya que no existe una identidad, enten- dida como la relación de igualdad entre uno y aquello que es igual a él, entre uno y uno mismo.Y las personas sí nos percibimos como alguien, que varía y se transforma, pero que tiene algo que le hace ser él mismo. Diciendo esto podría parecer que mi punto de vista es idéntico al que planteóAristóteles: poseemos una esencia que permanece pese a los cambios. Pero no creo que sea esta la conclusión a la que debemos llegar. Locke señaló la importancia de la memoria: si pierdo la memoria, no puedo saber que el yo de hace cinco años y el yo actual son el mismo, no puedo reconocerme, no puedo saber que yo soy yo.Y creo que es precisamente la memoria aquello que nos permite construir nuestra identidad, ya que lo que nos hace sentirnos nosotros mismos es el camino que hemos recorrido en nuestras vidas, que ha pasado por diferentes etapas y nos ha hecho evolucionar, pero que, como camino en sí, continúa siendo el mismo. La memoria podría ser incluso aquella esencia aristotélica de la sustancia.

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