Olimpiadas filosóficas

47 Pienso que las nuevas tecnologías llevan a la deshumanización y a un futuro no muy agradable debido a la contaminación del medio y al agotamiento de los recursos no renovables. Por eso, estoy de acuerdo con la Escuela de Frankfurt, que surgió como re- acción a un mundo tecnificado y propone una crítica de la técnica, la ciencia, el consu- mismo… Integrada por filósofos como Horkheimer o Marcuse, este último sugiere que no es la tecnología la que nos transforma, sino el uso que hacemos de ella. Para Sartre somos absolutamente libres, por ello elegiremos como usar estos aparatos, pero para ello debemos hacernos responsables. Por otro lado, el transhumanismo es un movi- miento que quiere cambiar la condición humana para acelerar el proceso evolutivo y desdibujar la identidad humana, con lo que estoy totalmente en desacuerdo, pues esto estaría en contra de la naturaleza y la libertad humanas. La diferencia entre el robot y el humano son los sentimientos, pero ¿qué pasaría si programamos a un robot para poder amar?, ¿nos podrá sustituir? Una solución a este problema podría ser la tecnoética, una ética del desarrollo tecno- lógico que nos diga lo que es aceptable desde el punto de vista moral; o la bioética, que se encarga de los dilemas morales que surgen por las técnicas médicas y biológi- cas aplicadas al ser humano, basada en el principio de beneficencia, respeto a la auto- nomía y justicia distributiva de los recursos y oportunidades.Yo defiendo la ética de la autenticidad de Carl Elliot, basada en el autodesarrollo de cada individuo y la unicidad de cada persona. Sócrates afirma: «Una vida sin examen, no merece la pena vivirla». Todos somos fi- lósofos y deberíamos examinar críticamente lo que las nuevas tecnologías suponen en nuestras vidas. Antes, la naturaleza era una entidad superior e indomable para las fuerzas humanas, pero los avances científicos y tecnológicos han hecho que los huma- nos se conviertan en manipuladores y explotadores de los recursos naturales. Puede que la industrialización mejorara nuestras condiciones materiales de vida, pero ¿quién pidió un cambio que destruyera el medioambiente? Se muestra el consumo como la consecución de la perfección, la autoestima y el éxi- to social, pero el consumo moderno produce una sociedad pasiva y subordinada que, a veces, no es capaz de distinguir sus verdaderas necesidades. Hans Jonas publicó Ensayo de una ética para la civilización tecnológica , donde nos cuenta cómo en el pasa- do el ser humano se hacía un hueco en el mundo gracias a la técnica y cómo ahora la naturaleza está tan amenazada que no se puede garantizar su preservación, ni la de los propios humanos. No podemos recuperar los bosques destruidos, ni los animales extinguidos, ni cubrir los agujeros de la capa de ozono, pero podemos dejar de destruir y de priorizar el consumo y la tecnología por encima del medioambiente y de la lucha contra la pobreza, la desigualdad… ¿Es ese el mundo que queremos para nuestros des- cendientes? Como conclusión diría que debemos ser personas autónomas, con un pensamiento crí- tico propio, para evitar que las ideas ajenas influyan en nuestra identidad y que, quizá, la ciencia y la tecnología ya no sean el mejor medio para perfeccionar una naturaleza inacabada, pues también pueden ser el instrumento de su destrucción. Si la tecnología nos deshumaniza y destruye nuestro medioambiente, cosa que es tan importante que trasciende a todo esto, ¿vamos a seguir actuando como lo estamos haciendo? Según Sócrates, quien actúa mal lo hace por ignorancia, y creo que estamos actuando mal al ignorar las consecuencias de la tecnología.

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