Olimpiadas filosóficas

55 es el ser humano. Avanzamos para construir personas libres e iguales, que piensen, reflexionen y critiquen, no robots programados para realizar tal o cual tarea. Ese es el objetivo real de la humanidad. Cuando las nuevas tecnologías sean una ayuda, bien- venidas sean; cuando sean un obstáculo, mejor mantenerlas lejos. Igual que se hizo con otras muchas cosas a lo largo de la historia, a veces es necesario romper con lo establecido para seguir hacia delante. Si estamos unidos, si nos escuchamos, nos mi- ramos y nos entendemos, habremos facilitado mucho la tarea de progresar.Y es que la riqueza del ser humano y su identidad como ser social reside en el contacto continuo con otros individuos, en la compañía de iguales.Y no en la sociedad de una pantalla. María Pardillos Celeméndiz IES Félix deAzara, Zaragoza, Aragón Es imperante plantearse quiénes somos para ser fieles a nuestros impulsos humanos, para saciar nuestra sed de porqués. Esta cuestión evoca, sin duda, otra más concreta: ¿cómo funcionamos?Y, además, ¿qué nos hace excepcionales frente a la cada vez me- nos limitada inteligencia artificial? Las corrientes deterministas, por lo general, niegan la existencia de una voluntad, de una libertad de elección.A modo de pseudodestino, el ser humano camina con los ojos vendados sobre su potencial huella en el futuro. La convergencia entre determinismo social y biológico constituye un lenguaje lógico, un amplio y difícilmente abarcable sistema de estímulos-respuestas. Nuestro existir es, metafóricamente, una masa que representaría la biología y un molde que vendría siendo el ámbito social en el que se realiza el proceso de socialización, es decir: todo el conjunto de experiencias y ele- mentos ambientales en los que un individuo se desarrolla. A modo de espejo encontramos la inteligencia artificial, en la que reina la lógica. Se constituye completamente a base de códigos y, en ella, toda acción conlleva a una res- puesta. La acción-reacción es el existir de la inteligencia artificial. La biología humana no huye de esta lógica. Pese a que el conocimiento no abarque de- terminados resquicios de nuestro ser, podemos comprobar con diversos ejemplos que la biología se sostiene a base de estímulos y respuestas. Las emociones como el amor son procesos químicos que actúan a favor de nuestra supervivencia. Los sentimientos, los gustos, las neurodivergencias son mecanismos de reacción frente a determinadas situaciones con el fin de evitar la muerte, el dolor u otro tipo de situaciones negativas. Todo ello se apoya además en el componente experiencial, cierto determinismo social que condiciona nuestro ser.Tu época, tu clase económica, tu lugar de nacimiento… son estímulos.Tus debilidades, tus gustos, tu ser… son las respuestas. Siendo el ser humano completamente codificable, deducimos que la inteligencia ar- tificial es capaz de disponer de una personalidad programada. Una personalidad que siente, aprende y es en sí misma. ¿Qué nos diferencia entonces de ella? Determinar al ser humano como algo sustituible por la inteligencia artificial negaría por completo su libertad. Implica que, a modo de diagrama de árbol infinito, todo nues- tro camino está sellado por nuestro futuro andar.

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