Olimpiadas filosóficas

79 la medicina es una ciencia que ha cambiado por completo nuestras vidas, ya que nos permite vivir más años que en el pasado, y de una manera mucho más cómoda. Sin embargo, la medicina ya no es algo que se limite simplemente a salvar vidas; existen ámbitos con otras finalidades, como la cirugía estética. Se ha planteado, incluso, crear el denominado fármaco del amor , un medicamento que hace que, al ingerirlo, te enamo- res otra vez de la persona con la que llevas tantos años, pero por la que ya no sientes lo mismo, suministrándote hormonas que mejoran la biología del amor. Aun así, por idílico que suene, no deja de ser un arma muy peligrosa con la que yo, personalmente, no estoy de acuerdo, y expondré a continuación por qué. ¿Es ético el uso de los fármacos del amor ? Comenzaré con los posibles argumentos a favor que encuentro. Y es que no hay absolutamente nada que sea completamen- te blanco o completamente negro; para mí no existen las opciones binarias de «sí» o «no». Creo que hay que tener en cuenta todo tipo de perspectivas, pues puede que yo considere el uso de este medicamento como algo negativo, pero que para otros sea una idea revolucionaria. Además, para qué engañarse: todos hemos estado enamora- dos de alguien que no nos ha correspondido, y todos hemos deseado alguna vez poder hacer alguna especie de hechizo sobrenatural para conseguirlo. Por todo esto, y aun- que mi postura va a verse retratada por sí sola como en contra, voy a empezar con los puntos positivos . Como ya he dicho, el principal uso que se plantea en el dilema es suministrarlo a pa- rejas que ya no sienten lo que sentían al conocerse, por lo que veo muy importante considerar el siguiente punto de vista. A pesar de estar completamente a favor del divorcio, ya que considero que si una relación se consume es mejor acabar con ella cuanto antes, soy consciente de los estragos que puede llegar a causar.Todo el mundo conocemos el típico caso de un matrimonio joven que decide separarse, dejando a los hijos e hijas pequeños en medio, y, por más cómodo que puedan hacérselo sus padres, ellos siempre van a tener esa carencia de la unidad familiar como tradicionalmente se conoce: padre, madre e hijos. Conozco a varias personas cuyos padres están divor- ciados y sé que puede llegar a ser un auténtico tormento. Sería tan sencillo como ad- quirir este medicamento y tomarlo; se recuperarían esos sentimientos ya enterrados, las mariposas en el estómago, las sonrisitas y se salvaría un hogar de romperse por completo. Padre, madre y sus niños de nuevo juntos. La familia unida. Pero ¿y si papá pegaba a mamá? Sí, puede sonar fuerte, pero quiero marcar bien dón- de comienza la argumentación con la que yo estoy de acuerdo. Sí, es una desgracia para esos niños que sus padres se separen, es un trastorno en su vida que arrastrarán siempre, una mancha a la temprana edad de ¿diez? años, un punto y aparte, un antes y un después.Y quiero aclarar antes de nada que no todos los divorcios se llevan a cabo por violencia machista, ni de lejos, pero creo que este fármaco podría ser algo letal si es el caso.Vivimos en una sociedad patriarcal. Una sociedad en la que, si naces mujer, desde pequeña soportas un agravio tras otro, empezando por el típico «los niños de azul y las niñas de rosa», siguiendo por «las chicas se depilan», pasando por el «no vuelvas sola a casa», y acabando, en muchos casos, en una oficina o cualquier otro tipo de trabajo en el que posiblemente se te infravalore por tu condición de mujer o cobres menos por esto mismo.Y entre estas numerosas desigualdades, de las cuales solo he nombrado algunas porque, si siguiera, no acabaría nunca, se encuentra el amor romántico, estrechamente ligado al concepto de matrimonio. Son muchas las pensa- doras feministas que han hablado de esto, como Simone de Beauvoir, pero prefiero basarme en mis propias ideas. Somos tan pequeñas cuando se nos impone jugar al típico rol de mamás y papás , según el cual mamá cocina y papá trabaja o se nos obliga

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