Olimpiadas filosóficas

83 El ser humano todavía no está preparado para este tipo de avances, aunque segura- mente, en un futuro no muy lejano, sí que debería existir algo que se parezca al amor, ya que seguramente convivamos con robots, y eso es lo único que no serían capaces de entender estas futuras personas . Andrea Esgueva Cuesta IES Fernando de Rojas, Salamanca, Castilla y León En este dilema nos encontramos frente a una situación a la que el ser humano ha lle- gado debido al avance de las ciencias, en la que se podría alterar, de algún modo, los sentimientos de las personas. Si el uso de estas sustancias fuera legal, podrían modificarse a gusto las relaciones personales, pero ¿nos gustaría que nuestros sentimientos fueran alterados por fár- macos? Dicen que mejoraría la calidad y la duración de los matrimonios, pero podría volverse en contra de la persona que los ingiera, como en el caso de una mujer que sufre maltrato por parte de su pareja, pero gracias a (o por culpa de) estos fármacos, continúa atada a su maltratador. Tal vez el uso de estas hormonas mejoraría algunos matrimonios, pero ¿a qué precio? Además, al poder alterar los sentimientos a placer, estos dejarían de ser algo propio de la persona, pasarían a ser tan solo las consecuencias de tomar un determinado cóc- tel de hormonas. Una de las características propias del ser humano es su capacidad de sentir, y con los fármacos, el amor, que es uno de los sentimientos más preciados, pasaría a ser tan solo un producto más de los laboratorios. Por otro lado, prohibir es- tos fármacos, además de evitar estos efectos adversos, podría impedir a parejas se- guir con su relación, si ambos miembros quieren, pero comienza a faltar el amor. La legalización de estos fármacos obligaría a crear nuevas leyes que regulen su uti- lización, y requeriría la conformidad de las parejas para la misma. Podría representar un avance para la comunidad de las personas, estabilizando las relaciones personales y acercándonos al concepto de posthumanismo , a través de técnicas de la modifica- ción del ser humano gracias a las tecnologías actuales; conectaría con el movimiento conocido como transhumanismo, que apoya estas ideas de perfeccionamiento del ser humano, de que cada uno sea capaz y pueda ser lo que quiera ser, tanto física, como mentalmente. El uso de este tipo de fármacos, según mi opinión, debería prohibirse. Solo es una manera artificial de revivir, como si de zombis se tratara, relaciones que hace tiempo que murieron. Al legalizar estas sustancias se crearía un dopaje del amor: al mejorar la calidad de este, los posibles efectos secundarios y el mal uso de esos fármacos podrían causar más problemas de los que llegaría a resolver. Aparte, la duración y ca- lidad de las relaciones de pareja no aseguran la felicidad, y podría causar frustración y resultar contraproducente para quien busca la felicidad en tratamientos como este filtro de amor o cualquier otro tipo de fármacos basados en hormonas, como los anti- depresivos. Si una relación de pareja está condenada a morir, prolongarla a base de medicamentos solo es una forma de engañarse, creyendo que un cóctel de hormonas puede sustituir al amor.

RkJQdWJsaXNoZXIy OTA4MjI=