Olimpiadas filosóficas

92 Aunque el concepto de identidad humana abarca un amplio abanico de características, los sentimientos y emociones ocupan un lugar importante en este. Nuestra concepción sobre nosotros mismos se vería alterada por los fármacos, pues dejaríamos de ser autónomos y libres a la hora de elegir nuestros sentimientos, que se verían influidos por agentes externos, como el caso que nos ocupa. Esta situación produciría dos tipos de parejas: las creadas, como hasta el momento, sin utilización de agentes externos, y las parejas que vienen dadas por el uso de los fármacos amorosos . Dicotomía que nos haría cambiar la idea que hoy en día tenemos sobre el amor, un sentimiento que está entre las cosas que más nos alejan de los animales, los cuales, en casi todos los casos, solo se unen con el fin de procrear. Como he expuesto anteriormente, alejándome de lo que implica directamente el dile- ma y realizando un análisis más global del problema, la utilización de fármacos que, mediante la sintetización de una serie de hormonas, provocasen cambios en nuestra capacidad sensorial y emotiva nos traería graves problemas que afectarían a todo el cómputo de la humanidad. Algunos ejemplos de estos problemas son: • La posibilidad de crear artificialmente un sentimiento de odio hacia otras perso- nas o grupos que permita a las élites gobernantes de una comunidad justificar una guerra sin necesidad de obligar a la gente a ir a luchar. • La creación de un sentimiento de admiración en la población de un Estado hacia un dictador que lo sitúe en una posición mucho más cómoda y evite un movimiento opo- sitor que ponga en peligro su gobierno autocrático. Por todos los motivos que he explicado hasta ahora, yo creo que la utilización de los fármacos supondría un problema para toda la humanidad, ya que tendríamos que re- plantearnos de raíz varios conceptos que actualmente tenemos, como el de los senti- mientos o el de las relaciones de pareja, entre otros, que vienen dados por las caracte- rísticas personales de cada individuo, y que nos diferencia a unos de otros y del resto de los animales (sobre todo la capacidad de elegir libremente lo que hacer en cada momento y no guiarnos siempre por los instintos). En lo que respecta a la concepción de la pareja y, por lo tanto, a la sociedad, también tendríamos que replantearnos la idea que tenemos, ya que estas no serían formadas de la misma manera que se hace ahora. Este cambio causaría también un grave problema de entendimiento en la sociedad, planteando un cambio muy profundo en conceptos que, aún hoy en día, no son com- prendidos igual por toda la población. En mi opinión, el problema de conceptualización traería un rechazo a los fármacos por parte de la sociedad. Aunque en la resolución de este dilema me he guiado por un punto de vista tecnófobo, creo que ha sido una actitud correcta, ya que se plantean posibles situaciones que ata- carían directamente el concepto de persona, propuesto por Kant en su libro Metafísica de las costumbres ; en él se define al ser humano como «un agente con dignidad intrín- seca», es decir, el ser humano es un fin en sí mismo, no ningún medio para alcanzar un fin, concepto que se acerca bastante a la idea que yo tengo sobre el ser humano. Para finalizar, yo creo que, en ningún caso, se debe ir en contra de la libre elección en el terreno de los sentimientos: no sería ético, ya que estaríamos forzando una situa- ción que, sin mayores dificultades, se da de forma natural en la mayoría de los seres humanos. En conclusión, yo estoy totalmente en contra del desarrollo y la utilización de los llamados fármacos del amor en cualquier supuesto.

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