Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

103 Para finalizar la actividad, el docente sacará un gran ovillo de lana y, sujetando en todo momento un extremo del hilo, lo lanzará a uno de los/las alumnos/as, al mismo tiempo que le da las gracias por haber abierto su corazón y le dedica unas palabras bonitas y sinceras resaltando aspectos positivos de su personalidad. Este mismo gesto lo repetirán todos los alumnos y las alumnas, que finalmente quedarán vinculados emocionalmente , pues se habrá formado un entramado de lana entre ellos y ellas que simbolizará la unión de la clase. UNA PINCELADA DE ESCUCHA, UN TOQUE DE SINCERIDAD Autoría: Paula Alonso Rosario. Temporalidad: 2 sesiones de 45-50 minutos. Materiales:  Témperas y pinceles.  Lápices, gomas…  Cartulina o papel tamaño A3.  Recipiente para mezclar pinturas. La actividad se divide en dos partes diferentes, que se corresponden con las dos sesiones. En la primera sesión , se introducirá la actividad, comenzando por plantear la necesidad de reconocer nuestras emociones, pensar sobre ellas, descubrir cómo reacciona nuestro cuerpo, etc. Se hará hincapié, sobre todo, en la importancia de comunicar las emociones y de saber escuchar prestando atención, respetando y valorando a los otros cuando expresan sus emociones. A fin de trabajar esto, se indicará a los alumnos y las alumnas que van a recuperar una situación que haya sido importante para ellos y ellas, con el propósito de reconocer las emociones que sintieron y ser capaces de expresarlas a través de un cuadro. Con ese propósito, mediante un ejercicio de relajación , se creará un clima tranquilo que predisponga a la reflexión y la comunicación: Nos ponemos cómodos y cerramos los ojos. Comenzamos a respirar tranquilamente: cogemos aire por la nariz y lo soltamos por la nariz, sin forzarnos. Al inspirar, el aire debe hinchar nuestro estómago, debemos llevar el aire hacia él. Al espirar vamos poco a poco deshinchándolo. A la vez, sentimos cómo nuestros ojos se ablandan, cómo se relaja la frente, notamos toda nuestra espalda, nuestro cuello, que comienza a relajarse. Sentimos ahora nuestros brazos, empezando por las manos: apretamos la derecha con fuerza y la soltamos, ahora la izquierda. Sentimos nuestras piernas, notamos cómo poco a poco se van relajando... Ahora que estamos más relajados, vamos a intentar imaginarnos un lienzo en blanco. Lo miramos: es liso, no tiene nada dibujado. Poco a poco vamos a ir recordando esa situación de la que hablábamos antes, nos vemos otra vez en ella. ¿La tenemos ya? Pues ahora vamos a pintarla. Podemos usar los colores y las formas que nos parezcan, pero el cuadro tiene que reflejar cómo nos

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