Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

113 2. “ HAY QUE MIRARLAS ” Se trata de saber mirar a nuestras rosas-alumnado, y esto implica desarrollar el doble movimiento de mirar con los ojos del “corazón”: • Sístole: maravillarse, en reflexivo, implicándonos personalmente en ese percibir, de modo que la admiración dependa más de nuestro propio asombro. • Diástole: descubrir el milagro de nuestro alumnado, haciendo extraordinario lo usual. El primer movimiento sistólico implicaría adoptar una actitud de apertura sensible a la realidad interior que nos aporta cada alumno/a. Mirar con ojos nuevos haciendo maravilloso lo cotidiano. Se trata de introducir calidad en nuestra mirada para saber recibir la frecuencia íntima del ritmo cardiaco-emocional de nuestro alumnado. ¿Cómo entrenar nuestra mirada de asombro? • Mirando la realidad con “ojos de niño/a” para asombrarnos. Se me ocurre en este caso inspirarnos a través de los dibujos de Francesco Tonucci • Desarrollando la habilidad para maravillarnos a través de la observación. • Promoviendo la curiosidad y la actitud interrogativa. El segundo movimiento, ahora de tipo diastólico, implica conferirle a nuestra mirada un carácter transformador de la realidad, dotando de excepcionalidad a lo común. Esto conlleva mirar a nuestro alumnado desde otra perspectiva alternativa, desvelando lo que esconde detrás de las defensas emocionales que ha levantado para protegerse. Para concretar esta orientación sugiero utilizar un tipo pensamiento divergente como es la analogía . Una funcionalidad del pensamiento analógico consiste precisamente en hacer extraño lo conocido, por tanto, podríamos utilizarla como medio de acceso, desde una visión paralela, al hecho milagroso que define a cada alumno/a, construyéndolo con nuestra propia creatividad. Te propongo los siguientes ejercicios personales para entrenarnos en esta nueva manera de mirar: Propuesta 1. Partir de la analogía directa: Un milagro es como... Y establecer implicaciones relacionando los paralelismos que surjan de esta analogía con nuestro alumnado. Por ejemplo, si partimos de que un milagro es como lo que le ocurre a la oruga cuando se convierte en mariposa , podríamos plantearnos: ¿cómo deberíamos relacionarnos con nuestro alumnado para ayudar a la metamorfosis de su crisálida? (Cuidado con romper la envoltura, por lo que ya ustedes saben.)

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTcz