Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón
12 Para elaborar las propuestas contenidas en este material hemos tenido en cuenta las directrices generales sanitarias de seguridad en la evitación de contagios, que hasta el momento se han difundido, pero no nos detendremos en ellas, ni a analizarlas ni a plantear alternativas de carácter organizativo. No es nuestro papel por no ser competente en ello. En cualquier caso, sí que hay que advertir que habrá que prepararse para la transitoriedad y para buscar maneras de navegar entre la provisionalidad y la necesidad de seguridad, intentando anticipar los acontecimientos y asumiendo que vamos a cometer errores. Puede que este apartado y el siguiente te resulten demasiado teóricos (probablemente lo sean), y, dada la necesidad del “cómo”, consustancial a la condición docente y a la urgencia de la inmediatez problemática, tengas el impulso de saltarlos y pasar al bloque de los recursos y orientaciones. Lo dejo a tu criterio. Pero por mi parte he sentido la necesidad de establecer unos principios de referencia y unas finalidades en el horizonte que ayuden a orientar al caminante en su trayecto de búsqueda de soluciones. Para algunos será una pérdida de tiempo, pero estoy seguro que para otras serán motivo de inspiración para cambiar, modificar o crear nuevos “cómo”. 3) ENTONCES LO TRASCENDENTE, LO IMPORTANTE POR ESENCIAL, SE TORNÓ URGENTE La principal lección, al menos así lo creo, que nos ha dejado la crisis que hemos sufrido y seguimos viviendo es que lo esencial se hizo visible porque la adversidad nos abrió los ojos del corazón. Hoy más que ayer, nadie alberga duda de lo prioritario que es aprender a saber tratar con nuestras emociones. Antes, esta faena formativa era fundamental, y sigue siéndolo, pero ahora, traumáticamente, se ha convertido en emergencia educativa. En el período de confinamiento las redes sociales se inundaron de peticiones de auxilio para afrontar emocionalmente la reclusión forzada, de llamadas a la cordura para relativizar la importancia de las tareas escolares, a diferenciar entre urgencia académica y urgencia educativa, en definitiva, a colocar al principio de la lista lo que nos hace radicalmente humanos: nuestra afectividad consciente y compartida. Todo ello nos lleva a dirigir nuestra mirada hacia el interior, aquello, le dirá el zorro al Principito, que “es invisible a los ojos”, porque no se puede ver sino con los ojos del corazón. Nos hemos quedamos en casa, obligados por el “bicho”, y esa exigencia ha recolocado las prioridades señalándonos la dirección de lo esencialmente importante .
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