Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

13 4) PORQUE ¿CUÁL ES LA PREOCUPACIÓN PRIORITARIA DEL PROFESORADO PARA EL DÍA DESPUÉS? Así lo confirma el estudio más próximo en el tiempo sobre la temática: Panorama de la educación en España tras la pandemia de COVID-19: la opinión de la comunidad educativa (Trujillo-Sáez y colaboradores, 2020) promovido por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y el BBVA. Este trabajo de plena actualidad localiza que las dos preocupaciones fundamentales del profesorado, respecto a su función docente, son la motivación para el aprendizaje y la gestión de las emociones. Por contrapartida sitúa como aspectos menos relevantes: la promoción de la salud, la gestión de la información y la adquisición de contenidos. También la UNESCO en uno de sus informes sobre la respuesta del ámbito educativo al COVID-19, concretamente la nota temática nº 1.2 de abril 2020: Promoción del bienestar socioemocional de los niños y los jóvenes durante las crisis , insiste en la necesidad de que las familias y las comunidades desarrollen habilidades socioemocionales no solo para contrarrestar los efectos emocionales que ha provocado el COVID-19, sino también su impacto en la salud, el aprendizaje y en la economía. Por tanto, si lo dicen los informes científicos y los organismos internacionales, será por algo. Además, no se limitan a expresar preocupaciones, sino que van más allá y establecen propuestas que priorizan sobre la formación competencial en el ámbito de la gestión emocional. 5) SÍ, VALE, LA BRECHA DIGITAL, PERO ¿Y LA BRECHA EMOCIONAL? Nadie duda de la relevancia que lo tecnológico ha tenido y va a seguir teniendo. Es indiscutible que el teletrabajo, la cultura por internet o la compra electrónica han venido para quedarse. Y entre todo, lo que nos toca es asumir, sin pelearnos con ello, es que la educación “no presencial” nos ha recubierto como segunda piel para ayudarnos a afrontar el aislamiento. Y quienes se han visto desprotegidos por no disponer de esos recursos han quedado todavía más “off line” del proceso de enseñanza-aprendizaje. Pero debemos advertir del valor relativo de las TIC y el peligro de sobrevalorarlas. Primero porque las desigualdades no desaparecen con un clic. Y segundo, porque, aunque se hayan adherido a nosotros, no son más que una epidermis, “cáscara” que nos confronta con su perversa y paradójica función: conectarnos a la vez que aislarnos. Coincido con la reflexión que circula por la red atribuida, sin contrastarlo, a una psicóloga italiana, quien defiende que una de las muchas contradicciones con las que nos interpela esta situación de emergencia sanitaria, tiene que ver con el cuestionamiento de la falta de proximidad emocional que han propiciado la sobrevaloración de las TIC, como el nuevo becerro de oro de nuestra sociedad actual.

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