Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

137 Localiza un lugar de tu cuerpo donde sientas esa emoción: el estómago, el pecho, la garganta, la cabeza... cada uno de nosotros la experimentará de una manera y en un lugar particular de nuestro cuerpo. Ahora te vas a concentrar en la respiración para, como hace la planta en la fotosíntesis, transformar esa emoción tóxica en una emoción que te ayude a estar bien contigo mismo y con los demás. A través de la respiración vas a reciclar tu basura emocional. Respira de forma consciente: toma aire por la nariz, inspirando profundamente de abajo hacia arriba, llenando primero el abdomen y después los pulmones. Retén el aire unos segundos y lo sacas muy lentamente, vaciándote del todo. Con cada inspiración vas a ponerte en contacto con esa emoción y con la sensación desagradable que te produce. Déjala crecer. Deja que la emoción esté ahí y siga su curso. Acepta la emoción como tuya, aunque eso te duela. La basura emocional necesita que no la reconozcamos para seguir haciéndonos daño. No sirve de nada negarla, que nos mintamos a nosotros mismos, como no sirve de nada esconder la basura debajo de la alfombra porque al final rebosa y, mientras tanto, nos estamos envenenando con su suciedad. Tienes que responsabilizarte de esa basura emocional. Como es tuya, tú eres quien tiene que decidir qué hacer con ella: dejar que te contamine, volcarla en los demás para que los envenene o hacer algo positivo para transformarla, como hace la naturaleza. Ahora, vas a imaginar un momento de tu vida en el que te has sentido querida/a, valorado/a por otras personas. Pueden ser tus padres, un familiar, un compañero o una compañera. Busca el recuerdo de alguien que te trasmitió su cariño, su aprecio, su amistad, su consideración. Siente ese amor como un agua tibia que te limpia, que te libera de la suciedad de la emoción tóxica. Cada vez que espires, vas a sacar de ti esa basura emocional transformada en amor a nosotros mismos y a los demás. Tomas amor, que trasforma la emoción dañina, y da amor: cuanto más amor das (cuanto más espiras), más amor recibes (más profunda es la inspiración). Disfruta durante unos minutos con el estado de bienestar en el que te encuentras, después de limpiarte de tu basura emocional. Finalizado el ejercicio de respiración consciente, los alumnos y las alumnas vuelven poco a poco a la normalidad, sin prisa, respetando el ritmo de cada cual para incorporarse, y se les piden que se sienten en círculo para compartir lo que cada uno ha experimentado y sacar conclusiones de ello.

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