Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

139 Martina, tenía la manía de contar siempre los pasos. Por eso, sabía que para entrar al colegio tenía que subir los 5 escalones de la entrada principal. Tenía miedo de caerse delante de todos ya que había empezado a llover y los escalones estaban resbaladizos, así que subió despacio, como si el tiempo fuese a cámara lenta hasta que llegó. Era su primer día en clase, por lo que, le surgió un nuevo problema: encontrar su nueva aula. No sabía por dónde tenía que ir, era como si jugando a la gallinita ciega le hubiesen dado tres vueltas y no fuera capaz de ubicarse. Pero Martina tenía un superpoder: su oído, capaz de percibir todo lo que la rodeaba, hasta el más mínimo detalle. La atención era otro de sus fuertes, sin ella, no podría escuchar ni la mitad de las cosas. En los pasillos ya empezaba a percibir cómo los niños y niñas cuchicheaban sobre ella. ¡Pero, de repente, una voz familiar se dirigió a ella! Era el director del colegio, quien le preguntó si estaba perdida o necesitaba ayuda. Ella le dijo que estaba buscando su clase, que estaba un poco desubicada, así que la cogió del brazo y ella se dejó guiar hasta su nueva clase. Sonó la sirena, era hora de comenzar otro nuevo curso. Martina se sentó en primera fila, escuchando atentamente las palabras de la nueva maestra de música. Comenzaron el día con una actividad para conocerse mejor y quitarse los nervios. Debían ponerse de pie en el centro de la clase. La maestra le entregó a cada uno un bote cuyo contenido era secreto y su sonido, misterioso. En seguida se dieron cuenta de que la mayoría sonaban de distinta forma. La prueba era sencilla: debían agruparse buscando las personas que tuviesen el mismo sonido. Lo primero que debían hacer era escuchar su bote misterioso, y, después, en silencio y prestando mucha atención, encontrar al resto del grupo. Martina estaba andando despacio y en alerta, y, poco a poco, fue agrupando a sus compañeros y compañeras, quienes se ponían detrás de ella formando una serpiente. ¡Genial! ¡Martina logró formar su grupo en primer lugar! Así que ahora tenían la posibilidad de elegir la canción que querían escuchar para el siguiente ejercicio. Cuando acabaron el juego, se quitaron las vendas. Martina no llevaba puesta la venda, no la necesitaba. De repente, todo el grupo se acercó a ella a darle un gran abrazo y felicitarla por su gran capacidad de escucha, quel había hecho que fuera la más rápida de la clase. Para Martina, ser la primera y recibir las felicitaciones de sus compañeras y compañeros no era solo una victoria. Para ella, significaba creer en sí misma, dejando atrás su inseguridad de no poder ver, confiando en su oído, y la incertidumbre del primer día de cole. Primera sesión Introducción. Para empezar la actividad, pediremos al alumnado que cierren los ojos e intenten descifrar qué es lo que escuchan. La maestra hará sonar unos botes con distinto contenido o diferentes instrumentos que considere oportunos. Mientras los hace sonar, deberá preguntar qué creen que contienen los botes o de qué están hechos los instrumentos. (Luego, durante la narración del emocuento, deberán encontrar las parejas de esos sonidos).

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