Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

142 (no se eleve), y la otra la pondremos en la barriga, para que nos ayude a sentir cómo se llenan nuestros pulmones (la mano sube) y cómo se vacían al soltar el aire (la mano baja).  Hay que intentar vaciar todo lo que podamos los pulmones en la espiración, porque, cuanto más aire soltamos, más aire podremos recibir o, lo que es lo mismo: cuanto más damos, más recibimos. Entrenaremos en varios tiempos inspiratorios y espiratorios. Por ejemplo: primero, 1 segundo para tomar aire, 1 de pausa y 1 para soltarlo. A continuación, 1 segundo para inspirar, 1 de retención y 2 para expulsar. Después, la misma duración en la inspiración, pero aumentando a 2 segundos la pausa y a 3 la espiración. De este modo, iremos dilatando progresivamente los tiempos de cada momento respiratorio hasta conseguir 4 segundos de inspiración, 7 de pausa y 8 de espiración. Como anunciamos al principio, se explica a continuación un conjunto de actividades complementarias, de carácter más lúdico, para entrenar la respiración consciente. Respirando una flor Se elige una flor. Es mejor que sea una flor que despida una gran fragancia, de colores llamativos. Se dirá a los niños y las niñas que respiren hondo por la nariz el aroma de la flor, todo lo que puedan, y que lo expulsen por la boca. Se insistirá en que, entre tomar el aire y echarlo, deben retenerlo unos segundos en sus pulmones para que la fragancia de la flor nos perfume por dentro. Igualmente, se instruirá a los alumnos y alumnas para que expulsen el aire por la boca siempre lentamente, no todo de golpe, para que se les quede lo más posible el olor de la flor en sus pulmones. Respiración de serpiente Este ejercicio consiste en que el niño o la niña coja aire profundamente y que, cuando lo suelte, lo haga siseando, como si imitara a una «sssserpiente», moviendo mucho la lengua, como hacen las serpientes. Podemos enseñarles a prolongar la espiración con un reto: «¡A ver quién aguanta más haciendo la serpiente!». Respiración de elefante Se dan las siguientes instrucciones a la clase: «Nos ponemos de pie y abrimos las piernas mucho, para que estén más allá de la altura de las caderas. Ponemos un brazo encima del otro y lo llevamos a la cara, como si fuese la trompa de un elefante. Cogemos aire profundamente por la nariz y, al mismo tiempo, levantamos los brazos por encima de la cabeza. Y ahora expulsamos el aire por la boca mientras bajamos los brazos moviéndolos de un lado a otro, imitando a un elefante». Se repite el ejercicio dos veces más. Respiración de conejo Se invita a los niños y las niñas a olfatear como si fueran unos conejos. Esta forma de respirar consiste en inspirar rápidamente en tres tiempos y finalizar con una larga y prolongada espiración, también por la nariz. Repetir el ejercicio varias veces.

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