Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

146 Aprender a relajarnos Al comenzar la sesión, explicaremos al alumnado que vamos a aprender a relajarnos como medio para regular nuestras emociones. Haremos que los alumnos y las alumnas se tumben en el suelo, si es posible sobre esterillas para que estén más cómodos, de manera que su cuerpo quede tendido bocarriba con las piernas y los brazos estirados. Como es habitual en las técnicas de relajación, el/la docente pondrá una canción relajante y comenzará pidiendo a los alumnos y las alumnas que adopten la postura indicada, cierren sus ojos para abrirlos hacia su interior, presten atención a las palabras que escuchan y sigan las indicaciones. A continuación, iremos explicando paso a paso la actividad. Antes de iniciar la relajación propiamente dicha, se realizará una técnica de respiración que se prolongará por un minuto y medio con el objetivo de que los niños y las niñas tomen conciencia de su propia respiración y control sobre su cuerpo. Estas son las instrucciones que conducirán la actividad: Nos recostamos bocarriba en la esterilla, separando los brazos de nuestro tronco y separando las piernas, dejándolas descansar en el suelo. A continuación, cerraremos los ojos hasta que volvamos a oír la señal de que debemos abrirlos. (Esperamos 10 segundos para comenzar el siguiente paso). Vamos a tomar conciencia de nuestra respiración: inhalando y espirando lentamente, notamos cómo el aire llena nuestros pulmones, lo mantenemos dentro y luego lo expulsamos lentamente. Repetimos varias veces. (Esperamos diez segundos). Inhalamos, aguantamos y espiramos. (Esperamos 15 segundos para el siguiente paso). Ahora vamos a notar cómo nuestro cuerpo se relaja, y sentimos cómo descansa completamente sobre el suelo, sin hacer presión ni fuerza sobre él. Nos concentramos en nuestra cabeza, en la cara: no sentimos la frente, nuestra expresión se relaja, nuestra boca y nuestros labios se relajan, nuestro cuello y nuestros hombros descansan. Toda la presión se ha ido. (Esperamos 15 segundos para el siguiente paso). Nuestro brazo derecho está apoyado en el suelo, notamos cómo casi flota y no sentimos presión en él. El antebrazo se apoya en el suelo, nuestra muñeca es el punto de apoyo, nuestros dedos no están contraídos. (Esperamos 10 segundos). Lo mismo ocurre con nuestro brazo izquierdo: el antebrazo se relaja y la muñeca se apoya en el suelo, los dedos están libres de presión y descansan. Notamos cómo la presión y las tensiones salen de nuestros brazos. (Esperamos 15 segundos para el siguiente paso). Nos centramos ahora en la parte inferior de nuestro cuerpo: las piernas y la cadera. Las caderas se apoyan completamente en el suelo y se quedan totalmente libres de tensión. Nuestra pierna derecha descansa en el suelo, con el tobillo soportando el peso y nuestros pies libres y sin tensión. (Esperamos diez segundos). Nuestra pierna izquierda descansa, sin presión, apoyándonos en el tobillo, que a su vez se apoya en el suelo, al que transmite la tensión y la presión, dejándonos libres de ella. (Esperamos 20 segundos para el siguiente paso).

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