Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

151 Ejercicio 1 Ponte de pie y coloca los brazos detrás de la espalda con las manos entrelazadas. No hay que forzar la respiración: simplemente escucha cómo respiras, dándote cuenta de cómo lo haces y centrándote en este momento. No trates de cambiar nada, solo observa cómo respiras, como un espectador ante un paisaje que disfruta de las sensaciones que le provoca mirarlo en la distancia. Contempla tu respiración. Ahora concéntrate en tu barriga e intenta relajar los músculos abdominales, dejando tu vientre libre. No tenses la barriga, déjala suelta y respira suave y lentamente. Ejercicio 2 Coloca las manos a los lados de las costillas inferiores, con los codos hacia fuera y los brazos flexionados en forma de asa de una jarra. Nota cómo, al respirar, los lados de tu abdomen se mueven hacia fuera. Siente cómo entra el aire fácilmente y tu inspiración se hace más profunda. Ejercicio 3 Levanta los brazos juntando las manos detrás de la cabeza o el cuello. (Se puede practicar también tocando los hombros con la punta de los dedos). Imagina que tus pulmones son una taza que llenas de aire lentamente, sin prisa, desde el fondo de la taza hasta su borde. Cuando llegues arriba, vuelve a tomar aire lentamente, llenando desde abajo hasta arriba». (Repetir varias veces). Ejercicio 4 Coloca las palmas de las manos juntas delante del pecho e imagínate que tienes un pequeño acordeón entre las manos. Abres el acordeón moviendo los brazos hacia los lados, al tiempo que realizas una profunda inspiración abdominal. Recuerda: desde abajo hacia arriba. Mantén los brazos abiertos conteniendo la respiración dos segundos. Después, cierra el acordeón juntando los brazos a la vez que vas expulsando el aire, contando hasta cuatro, de forma que las manos vuelven a la posición inicial». (Se repite tres veces). Una vez que hemos practicado la respiración diafragmática vamos a introducir el movimiento clave para hacerlo como la naturaleza. Respirar es algo más que un entrar y salir de aire, porque, cuando atendemos a nuestra respiración, ese respirar deja de ser automático, nos sitúa en el aquí y el ahora , y esto nos ayuda a regular las emociones. Pero para respirar conscientemente es muy importante incluir un movimiento entre la inspiración y la espiración, que es precisamente el momento clave para poder gestionar nuestras emociones. Se trata de la pausa ; en ella nos saboreamos a nosotros mismos, colmados de aire; o nos preparamos para volver a empezar, para la llegada del nuevo soplo. La naturaleza respira , precisamente, con pausa. Nos preguntaremos: ¿cómo se nota la respiración de la naturaleza? A través de las estaciones :  La primavera representa la inspiración. En esta estación la naturaleza se abre, nos volvemos receptivos a todo lo que hay a nuestro alrededor, nuestros sentidos se estimulan para recibir, nos llenamos de todo lo que

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