Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

16 9) AHORA TOCA ABRIR LA ESCUELA, ABRIENDO NUESTROS CORAZONES. ¿CÓMO? ¿Dónde está la clave/llave que abre la puerta de la solución? No existen fórmulas mágicas porque cada realidad es diferente, pero tengo una certeza: esa puerta se abre desde dentro y para dentro. Y hay que salir por ella a compartir nuestro trocito de verdad con el otro. Para orientar su búsqueda les dejo con esta preciosa metáfora en forma de leyenda. Dice así: Hace mucho, mucho tiempo, al principio de la creación, a todos los hombres y mujeres se nos había otorgado el don de la divinidad, éramos, como el resto de los dioses del universo, seres eternos, con todos los privilegios que ello conlleva (pero también con todas sus limitaciones). Pero según cuenta esta tradición, una de las tres deidades que constituyen la divinidad superior, el dios Brahma, el creador, una vez que constató que no hacíamos buen uso de esa facultad, decidió retirárnosla. (Yo prefiero pensar que Brahma más que movido por un afán educativo, se comportó así condicionado por el recelo y la desconfianza, de modo que albergó en su corazón la idea , de que los seres humanos podían aspirar a ser como el y a reducir su exclusividad como único ser creador.) Sea por lo que fuere, dice la antigua leyenda hindú que llevó a cabo dicha acción, nos retiró el don de la divinidad y nos rebajó a seres mortales. Pero se le planteó un dilema: ¿dónde esconder el don de la divinidad para evitar que la humanidad volviese a poseerlo? Pensó: ¿en una alta montaña? ¿En un profundo y oscuro océano? ¿En un recóndito confín de una lejana galaxia del universo? Todos los lugares, por muy distantes que fuesen, les parecían accesibles, porque sabía con certeza que, en su afán de perfección, las personas buscarían la facultad restada en todos los sitios inimaginables. Así pues, tras mucho pensar y cavilar, dice la antigua leyenda que encontró el lugar perfecto que le ofrecía la garantía absoluta de que nunca los hombres y mujeres buscarían en ese lugar. Esa ubicación reunía tres condiciones óptimas para disuadirnos de que buscásemos en él: era muy próximo a nosotros y, por lo tanto, muy evidente; era oscuro, incierto y provocaba miedo; y el escondite, aparentemente, tenía poco que ver con lo escondido. 10)TU DESDE DÓNDE... Precisamente este decálogo introductorio se completaría con la aportación que nace de ese lugar donde, por su arrogancia y desconfianza, el creador escondió la facultad divina sustraída. Durante nuestra existencia hemos buscado afanosamente en lugares equivocados, pero el momento actual nos ha confrontado con nuestra vulnerabilidad como especie, forzándonos a reorientar nuestra mirada hacia ese sitio que conecta con lo que radicalmente somos.

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