Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

203 RECURSO 7.13: Ritual para colocarse la mascarilla FIN 7: Humanizar la “nueva anormalidad” ... Realizando rituales emocreativos AUTORÍA: Antonio Rodríguez Hernández RESUMEN: Este recurso consiste en la realización de un ritual de carácter metafórico, asociado a una medida de prevención del contagio, como es el uso de la mascarilla sanitaria; cuyo contenido se traduce en significados y actos simbólicos, a través de los cuales se toma conciencia y se interioriza un aspecto afectivo vinculado con el desarrollo socioemocional de quien lo está practicando. Se parte del paralelismo entre, por un lado, la protección que nos da la mascarilla para impedir que los virus entren por la boca y/o nariz y nos contaminemos, y para evitar que contagiemos a otras personas con los virus de los que podemos ser portadores; y, por otro, la funcionalidad que puede tener, simbólicamente, para protegernos de que no “respiremos” (recibamos) y trasmitamos con nuestra boca los pensamientos venenosos que producen los sentimientos tóxicos que contaminan nuestro corazón emocional. Para trabajar esta analogía se ofrece una actividad en la que se explica la relación que existe entre un determinado tipo de pensamientos/expresiones denominados venenosos y las emociones dañinas que provocan, como son el odio, la venganza, la envidia, la culpabilidad, la vergüenza o la vanidad. A partir de esta actividad introductoria se ofrece el proceso para realizar el ritual para colocarse la mascarilla. “ Cubro mi nariz y mi boca para protegerme y proteger a las personas que están a mi lado de los pensamientos venenosos que hacen daño al corazón ”. DESARROLLO: 1) Breve referencia sobre la mascarilla sanitaria Como punto de partida de la actividad el/la docente explicará brevemente algunas ideas acerca del origen de las mascarillas y su funcionalidad. Las mascarillas se han usado durante siglos en pandemias anteriores a la actual. En la Edad Media se extendió por Europa una de las mayores epidemias llamada la peste negra. Para acercarse a los enfermos y poder atenderles, los médicos de aquella época utilizaban unos trajes como las EPI actuales, con unas máscaras características, de la que sobresalían unos picos en cuyo interior se introducían plantas medicinales (ámbar, hojas de menta, mirra, pétalos de rosas y otras sustancias perfumadas). Esto tenía el doble objetivo de eliminar los malos olores y prevenir el contagio, que en aquel momento se creía erróneamente que se realizaba a través de la respiración del aire infectado.

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