Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón
216 forman se van colocando suavemente una encima de la otra como si fueran nubes de algodón, desde la cintura hasta llegar al cuello. Una columna relajada, pero a la vez firme. Vamos a sentir cómo crecemos verticalmente, como si una cuerda que ata nuestra cabeza desde el cielo nos estirase suavemente y nos ayudase a ponernos erguidos, sin echarnos para delante pero tampoco dejando que nos encorvemos ni nos inclinemos de lado. Rectos, sin tensión, como si esa cuerda nos atravesase desde la cabeza hasta los pies estirándonos y manteniéndonos en equilibrio con nosotros mismos. Somos un árbol con las raíces sólidas y con el tronco erguido y firme. 3. Y llegamos a nuestra cabeza, las ramas de nuestro árbol corporal. El lugar donde aparecen las hojas, las flores y los frutos. La parte que se proyecta hacia el cielo. Aquí vamos a situar nuestros pensamientos y sentimientos, y vamos a colocar ideas y emociones que nos hagan estar bien con nosotros/as mismos/as. Vamos a sentirnos merecedores de la felicidad. Posteriormente se deberá realizar el mismo recorrido por el espacio, ahora con los pies limpios. Vamos a repetir el ejercicio, a caminar por todo el espacio, ahora limpiando nuestros pies en la alfombra, dejando la suciedad, las hojas secas, los obstáculos que nos bloquean, soltando todo aquello que no nos deja avanzar de manera feliz. Queremos entrar al aula liberados, viendo este espacio como un lugar de aprendizaje, de crecimiento, un lugar desde donde se nos dé la oportunidad de explotar todo nuestro potencial y de mostrarnos tal y como somos. Dejamos de arrastrar aquello que no nos deja ser libres para querernos mucho. Vamos a recitar la frase: “ Tengo derecho a disfrutar de cada paso, a creer en mí y, como un árbol, a crecer libre y alto, porque me quiero a mí mismo/a ”. Finalmente, se propondrá al alumnado que expongan su vivencia artísticamente. Deberán reflejar corporalmente una escena donde algunos alumnos y alumnas se conviertan en árboles bien enraizados, que se mueven con el aire libres, altos…, mientras otros/as alumnos/as caminarán en torno a ellos/as, formando un sendero lleno de oportunidades, dando pasos firmes, dejando atrás todo aquello que no les deja ser libres, aceptándose a sí mismos/as, valorándose… Estas escenas, acompañadas de música que las ambiente podrán ser fotografiadas, quedando en el recuerdo del alumnado para que este aprendizaje permanezca siempre en ellos/as. Como una manera de realizar este ritual cada vez que entremos a clase, se indicará al alumnado que se limpie en la alfombra de entrada en la posición que hemos practicado en esta actividad y que recite, antes de pasar el umbral de la puerta, la frase: “ Tengo derecho a disfrutar de cada paso, a creer en mí y, como un árbol, a crecer libre y alto, porque me quiero a mí mismo/a ”.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTcz