Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

24 2. HACERSE PRESENTE “ El tiempo que has perdido por tu rosa es lo que hace que ella sea tan importante para ti”. (El Principito, 89) En el confinamiento no elegimos quedarnos en casa como tampoco elegimos cerrar los colegios. ¿Qué maestro/a habría elegido dar clases desde su domicilio si le hubieran dado esa opción? Pues el que no quiere estar en clase. La crisis del COVID-19 evidenció aún más la necesidad de la PRESENCIA del docente porque el tiempo que “perdiste por tu rosa”, es decir, el que dejaste de invertir en ti mismo para dedicarte al otro, es lo que da testimonio de la relevancia que tiene tu alumnado para ti. Dedicar, destinar, ofrendar: qué bonita y a la vez profunda sinonimia. Nadie puede cuestionar el papel supletorio que han jugado las TIC para mantener la comunicación abierta entre el profesorado y su alumnado, con el añadido de todo el tiempo y el sobreesfuerzo que ha conllevado para el colectivo docente enseñar “a distancia”; pero creo que es un sentir generalizado que ese tiempo virtual que “perdieron por sus rosas “, no ha sido ni satisfactorio en lo afectivo, ni efectivo en los instruccional. Y es que sostengo que en el fondo puede que de “nuca para arriba” la educación “no presencial” nos mantenga “on-line”, pero en lo socioemocional nos mantiene “off-line”. En el libro EducaEMOción (Rodríguez, 2018) defiendo que la educación emocional es un signo de lo que he denominado la “revolución de la presencia” en la escuela porque, al fin al cabo, cuando te centras en lo que siente tu alumnado, el aquí y el ahora (presente) nos ancla en la conciencia de lo que nos hace humanos (esencia): PRE-ESENCIA.

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