Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

28 consustancia de nuestra identidad, probablemente, la mayoría de nosotros/as (siempre hay excepciones), si nos diesen opción de cambiar algo de nuestro ayer, lo haríamos. ¿O no? Pues compartiré un secreto con ustedes: los seres humanos disponemos de la capacidad de transportarnos al pasado, retroceder en el tiempo y no solo recordarlo sino también transformarlo. ¿Cómo? Reflexionemos, ¿qué es lo que mantiene el recuerdo en el presente? ¿El acontecimiento? No, porque el hecho ya ocurrió, no existe en el ahora. Lo único que queda de la experiencia es lo que hemos construido mentalmente de ello, teñido de pura emocionalidad gozosa o sufriente, y precisamente eso sí puedo cambiarlo. Las palabras de Aguado (2014) ilustran muy bien este enfoque: “ La mayoría de las veces que sufres es porque sigues viviendo aquello que aconteció como si siguiera pasando en este momento. Es necesario saber que aquello que pasó, ya pasó, y claro que pasó… Lo que pasó debes encararlo como un acontecimiento irrevocable, debes asumir y aceptar que, por muy doloroso que haya sido, es imposible que no haya acontecido, simplemente ocurrió. Pero curiosamente es ahí donde tienes la solución, ya que al aceptar que lo que pasó, pasó, y por tanto es parte de tu pasado, puedes ser capaz de darte cuenta de que, en este momento, solo está ocurriendo en tu mente…, solo es un recuerdo, solo es una experiencia… Tu pasado solo debe ser experiencia para ti, es parte de ti, pero eres más que tu pasado, eres sobre todo tu presente y tienes la posibilidad de escribir de nuevo tu guion, … ” (Aguado, 2014, 14-15) Así que la clave está en que podemos viajar hacia nuestro pasado mental y modificar los modos de “sentipensar” para digerir la realidad de otra manera y cambiarla con nuestra mirada “de corazón”. Esto demandaría una triple tarea en relación con lo vivido en estos momentos de crisis: • Descomponer aquellos acontecimientos vitales, aquellas influencias sociopersonales que nos han tocado emocionalmente durante este tiempo, para descifrar sus claves, de modo que podamos entendernos desde su “afectación”. • Tomar conciencia de los elementos conflictivos/problemáticos y también los constructivos que han participado en dichas experiencias, para responsabilizarnos de nuestro sentir. • Actualizar, desde claves creativas, todas esas experiencias para integrarlas adecuadamente en nuestra identidad, de manera que entren a formar parte de nuestro mapa de cicatrices. Otra doble finalidad más para nuestra vuelta al cole: acoger y recordar, o lo que es lo mismo, recibir para proteger, y rememorar para transitar por la experiencia vivida y colocarlas en la perspectiva del presente. ¿Cómo? En el siguiente capítulo ofreceremos algunas intuiciones metodológicas para llevar a la práctica este doble movimiento cardiaco emocional.

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