Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

34 Por tanto, tomar conciencia, no para culpabilizarnos de los “malos docentes que somos”, porque tenemos derecho a serlo sin fustigarnos por ello; sino para responsabilizarnos de lo que sentimos y lo que hacemos, de modo que podamos ofrecer una mejor versión de nuestra condición docente. 1) Respetar Implica la aceptación incondicional de lo que siente el otro. Asumir lo que expresa la otra persona sin cuestionarlo. Es lo que siente y no lo voy a juzgar, no es ni bueno, ni malo, es. ¿Por qué? Porque como ya hemos justificado en EducaEMOción (2018), no hay emociones buenas ni malas, todas ellas buscan la supervivencia. En su origen todas las emociones tienen una función adaptativa, tienen una razón de ser y discriminarlas en positivas y negativas no es más que un juicio de valor que nos aleja de su conciencia y nos distrae de la idea de que la bondad o la maldad no está en la emoción en sí, sino en la forma de interpretarla y gestionarla. Por eso es importante dejar claro, como punto de partida de nuestro abordaje educativo, que existen emociones que se experimentan de forma agradable o desagradable, también se viven emociones más o menos intensas, y hay emociones más duraderas que otras que perduran menos en el tiempo. Todas ellas cumplen una finalidad, ya que en su origen están programadas para protegernos. Pero puede ocurrir que se desajusten y que con ello no cumplan con su misión adaptativa, sino todo lo contrario, se vuelvan contra nosotros intensificando el sufrimiento, condicionando nuestra personalidad y la relación con los demás, y obstaculizando nuestro proyecto vital. Y es ahí donde entra la educación emocional como instrumento pedagógico para ayudar a nuestro alumnado a desarrollar las competencias necesarias para saber dialogar con su corazón. En conclusión, RESPETAR es trasmitirle el mensaje de que su emoción es suya y estamos a su lado para acompañarlo/a en su sentir, sin pretensión alguna de cambiar lo que siente. 2) Validar La validación emocional implica transmitir no solo la legitimidad de lo que se siente, sino su valor y relevancia para mí como su maestro/a. Por tanto, se trata de dar un paso más allá de la aceptación: le hago saber que tiene derecho a sentirlo y que, además, lo que siente es importante para mí. Entendamos la potencia educativa de este dar validez a los afectos del otro por el efecto que tiene sobre la autoestima del destinatario. Si mi maestro/a me trasmite el valor que tiene para el/ella lo que siento, ¿cómo no va a ser

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