Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

45 2. Manteniendo el con-tacto emocional “ Es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas. ¡Parece que es tan hermoso! Si no, ¿quién habrá de visitarme? Tú estarás lejos. ” (El Principito, 44) En continuidad con lo planteado anteriormente, la siguiente propuesta sería buscar el modo de sostener la conexión emocional con el otro. Para ello resulta inspiradora la canción Codo con codo , que compuso y difundió Jorge Drexler durante el confinamiento. Reproduzcamos algunas estrofas de la misma: Si te encuentras un amigo Salúdalo con el alma Sonríe, tírale un beso Desde lejos, ¡sé cercano! No se toca el corazón Solamente con la mano Mira a la gente a los ojos Demuéstrale que te importa Mantén, a distancias largas Tu amor de distancias cortas Si puedes, no te preocupes Con ocuparte ya alcanza Y dejar que sea el amor El que incline la balanza La paranoia y el miedo No son ni serán el modo De esta, saldremos juntos Poniendo codo con codo El cantautor nos invita poéticamente a mantener el contacto emocional “codo con codo”, inventando nuevas maneras de establecer el vínculo y de expresar el encuentro, porque “no se toca el corazón solo con la mano”. Y es aquí donde un gesto tan cotidiano como el saludo cobra especial relevancia. Desde el punto de vista antropológico saludar es una práctica inherente al ser humano y constituye parte esencial del ritual social ya que funciona como un mecanismo para reactivar nuestra relación con el otro. Los seres humanos estamos programados para saludar y lo hacemos también afectados por la diversidad cultural, ya que en diferentes culturas el saludo es también diferente. En Japón el saludo consiste en una leve reverencia. En la India y Nepal se juntan las palmas de las manos frente al mentón, como en actitud de rezar, y se dice “namasté”. En otras culturas, como las latinas, las personas son más proclives al contacto físico. Además, como indica Guillermo Fouce, saludarse es una pauta social que desarrollan muchas especies como signo de no agresión y de que hay disposición para comunicarse o intercambiar. Con el “hola” bajamos nuestras defensas, trasmitiendo el funcional mensaje de que somos seres sociales que necesitamos a los otros como soportes de nuestra supervivencia.

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