Guía emocreativa para la vuelta al cole desde el corazón

75 Ahora, lleva la atención a tu mirada, a tus ojos y conéctalos con tu corazón y sentir. Recuerda a tus alumnos, obsérvalos, detente en ellos por un momento. Cómo están sus caras, el color de su pelo, sus ojos, cómo es su lenguaje no verbal. Siente cómo puedes hacerte presente a través de tu mirada que conecta con la de tu alumnado como un gesto de amor, de consideración, de hacer valiosa la presencia de cada uno de ellos en el aula, entregándoles el regalo de tu atención. A continuación, céntrate en tus oídos y en los sonidos que están sucediendo en este momento. Siente cómo puedes hacerte presente a través de tu escucha. Recuerda momentos en los que te detuviste a escuchar a tu alumnado, en los que acogiste sus vivencias y opiniones, diste un lugar a sus intereses y a su voz. Cómo se sentían, cómo hablaban, cuál era su tono de voz. Siente cómo esta conciencia en la escucha ayuda a hacer presente tu voz. La intención que ponemos a nuestra voz, el volumen que damos a nuestra voz, cómo el sonido de nuestra voz puede apelar directamente al propio corazón de nuestros alumnos y condiciona el cómo. Ahora pon atención en tu piel, en el calor que desprende, en la magia del contacto. Siente la posición de tu cuerpo ahora mismo y tu gesto. Recuerda esos momentos felices con tu alumnado, cómo era tu lenguaje no verbal, tus gestos, qué calidez desprendía tu piel. Focaliza tu conciencia, en este momento, para oler a tu alumnado, percibir cómo vienen, qué han podido estar viviendo, cómo se encuentran. Aspira su aroma, capta su esencia, huele sus afectos y extrae sensaciones emocionales de ello. Déjate perfumar por su fragancia emocional. Aprecia su olor esencial, cerrando los ojos para mirar desde nuestro adentro, de modo que podamos captar su identidad. Saborea en el aquí y el ahora, el deleite de estar presente con tu alumnado. Ese regusto a dulzura que impregna tu paladar afectivo con los gestos amorosos de tus niños/as. Sus sonrisas, sus abrazos, sus palabras de preocupación por ti y de consuelo, sus interpelaciones cariñosas, sus actos solidarios. Deja que te alimenten, que nutran tu corazón en el banquete generoso de la vida, saboreando, sabiendo a lo que sabe, nuestra existencia y nuestro ser docente. Sentir la importancia y la sencillez de hacerme presente, con mi mirada, con mi voz, con mi cuerpo, con todos mis sentidos. Esta presencia que puede hacerme sentir el latir del aula, cómo están hoy mis alumnos/as y me va a permitir de un modo más suave, más ecológico, abordar el día, considerando, acogiendo lo que sucede y conectando mi corazón con el del alumnado. Esa mirada presente se acomoda de una forma más suave a lo que acontece, nos permite acogerlo y dejar que nuestra clase respire de vida, de esa vida que sucede, que no controlamos. Así, permitir nuestro propio sentir y acogerlo también como parte de lo cotidiano y compartirlo de corazón a corazón con nuestro alumnado, es hacernos también presentes.

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