EducaEMOción

11 Por eso, nuestra propuesta consiste en encastrar dentro del tiempo y el espacio escolar, en su núcleo central, el corazón emocional y creativo de los protagonistas del hecho educativo: maestro/a y alumno/a. Hacerlo presente desde el trabajo intencional, sistemático y consciente de las competencias que nos hacen más humanos y hasta casi divinos, porque como dice la canción: «Si Dios sabe de algo es de emoción». El subtítulo de esta publicación, La escuela del corazón, debiera acentuarse con la exclamación ¡Ya está aquí!, porque esa buena educación ha llegado, y un signo de su presencia son las dos horitas semanales, establecidas por norma, para ser dedicadas, en todos los centros escolares canarios (públicos, concertados y privados), a que el alumnado tome conciencia de su mundo emocional, aprenda a gestionarlo eficazmente y se asuma como personas creativas capaces de construir su propio proyecto vital. Así es, esto ya está ocurriendo en Canarias. Puede que sea porque, como reza en la frase lapidaria, «la creatividad florece mejor en los márgenes», en las fronteras, en los extremos. Lo cierto es que, con ello, en el sur del sur, nos hemos convertido en un referente, con proyección internacional, del compromiso con la formación integral de los escolares. Esta publicación no tiene carácter exclusivo para Canarias. Aunque no existe precedente alguno en el Estado español y muy pocos en el contexto europeo (solo tenemos referencia de este tipo de currículo en Gran Bretaña y Malta, curiosamente dos territorios insulares), la implantación formal de áreas curriculares que aborden la adquisición de competencias emocionales y creativas terminará siendo una realidad, ya que estas innovaciones son consideradas prioritarias por los organismos y expertos internacionales para abordar los retos educativos y sociales del siglo xxi. Y esta es nuestra contribución bibliográfica para que la experiencia eutópica (que no utópica) de la escuela del corazón, para que ese buen lugar educativo, ese lugar para hacer el bien a nuestro alumnado, profesorado y familias, se torne efectivo no solo en Canarias (porque todavía aquí queda mucha tarea por realizar), sino también más allá de los márgenes territoriales en los que ha surgido. Estoy plenamente convencido de que ese latir emocional transformará la escuela. La emocionalidad competencial rebosará por encima de lo estableIntroducción

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