17 «Pero nosotros solo tenemos una historia», se dicen entre ellos. «Somos como los libros antiguos». Responde a la foto de Tom con una instantánea que su ordenador toma en el momento, poniendo los ojos en blanco y añadiendo un pie de foto: «Tom, la loca de los gatos». Borry se ríe virtualmente de los dos, pero no añade ninguna foto por el momento. Camilla supone que esperará a tener algo realmente importante que mandarles, o algo muy gracioso, como hace siempre. Suspira y se levanta de la silla, dirigiéndose al armario. El gran espejo que ocupa toda la puerta del mismo le devuelve un reflejo cansado. No sabe de dónde salen aquellas ojeras que tiene siempre, como si se pasara la noche en vela cuando realmente duerme casi nueve horas de media. Instintivamente, se lleva las manos a la cara e intenta aplastarlas, como si eso fuera a servir de algo. Luego su mirada baja, sin poder evitarlo, a su cuerpo. Desconoce en qué momento decidió que aquella estúpida moda de los pantalones holográficos brillantes era para ella, porque desde luego no le quedan nada bien. Se pasa la palma de las manos por el jersey negro, aplanándolo, y se da
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