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19 «¿Qué pretendes intentando hacer eso? ¡Si no te sale!». «Mira a esa gordita que quiere correr… Pobrecilla». Esas palabras le llenaban la cabeza, y se imaginaba a sus propios vecinos pronunciándolas tan fuerte que un día acabó por rendirse. Y, desde entonces, todo son lamentaciones. Le da una sensación como de que su cuerpo estuviera mal hecho, sin acabar. Como si en el útero de su madre las células que se suponían que iban a hacerla una chica atractiva se hubieran dormido por el camino. Le daban ganas a veces hasta de recriminárselo a su progenitora. «Debiste haber comido diferente en el embarazo», piensa justo antes de darse cuenta de la tremenda tontería que se le acaba de ocurrir. «O modificar mis genes, como hace todo el mundo». Resoplando, se da la vuelta y se deja caer en la cama, rebotando un par de veces por el impulso. Mira al frente y dice en voz alta: —Jennifer, pantalla principal. Una pantalla se proyecta justo enfrente de ella, a la distancia prudencial establecida para los hologramas. Se vuelve a abrir SociaLife, y con

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