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21 mayor parte de su tiempo navegando por la red, es completamente normal que el nivel de anuncios haya aumentado. Hace muchos años, cuando aún existían la televisión y la radio, los anuncios estaban más repartidos, pero con la concentración del entretenimiento solo hay ya una fuente donde anunciarse: internet. Camilla, sin embargo, sigue encontrando absurdo tener que tragarse un anuncio entero de cualquier cosa antes de ver cada vídeo. Pero no deja de hacerlo, ni se pasa a las nuevas webs alternativas que prometen reducir el número de anuncios. Así que, en parte, podría decirse que está en el grupo de los culpables. Esa había sido la conclusión de Borry, que ella no era capaz de rebatir. Cuando por fin el anuncio del nuevo cepillo de dientes sónico acaba (sin darle ninguna gana de comprar el maldito cepillo), puede ver el vídeo de Di-di-di, una especie de héroe enmascarado (cómico) que se dedica a hacer experimentos sociales en su misma ciudad. Esta vez ha elegido una cafetería como objetivo, y se dedica a «salvar» a la gente de los edulcorantes… quitándoselos de las manos de una manera bastante graciosa. Se le escapan

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