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6 perfecto y tener una vida perfecta... Todos menos ella. Cada día, en cuanto vuelve a casa y la puerta se cierra tras de sí con un zumbido metálico, sus padres ya le están gritando desde la cocina: —¡Camilla, ven aquí! Llegas justo a tiempo de ver a tu prima —chilla la voz emocionada de su madre. Camilla resopla. Lo que menos quiere en esos momentos es ver a su prima en internet haciendo algo maravilloso que sus padres aplaudirán hasta casi quedarse sin manos. Otra vez. Pero sabe que el tono de voz de su madre no deja lugar a discusiones, así que se resigna a arrastrar los pies hasta la cocina. Sus padres la están esperando en la mesa central, de un azul perfecto (ese azul que envuelve toda su casa desde la última reforma, que obliga a todos los barrios a elegir un color distintivo para «fomentar la sensación de unidad»). Están encaramados sobre la pantalla integrada en la mesa, de la que sale la imagen holográfica de una chica con una guitarra. —¿Se ha pasado a la guitarra tradicional? —pregunta Camilla mientras se coloca al lado de sus padres—. ¿Siguen fabricando esos modelos?

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