9 Pero mucho antes de que tuviera lugar esta reunión, todos los bandidos, excepto el jefe, sufrían ya la terrible enfermedad del sarampión. Se volvieron muy irritables y tenían las narices encarnadas y llenas de mocos. —Creo que un baño caliente ayuda a que salga la erupción —dijo la señorita Laburnum sin demasiada seguridad—. ¡Ah!, si estuviera en mi biblioteca podría buscar la palabra «sarampión» en el Diccionario práctico de medicina familiar. El Bandido-Jefe dirigió una mirada triste a los hombres de su banda. —¿Está usted segura de que es sarampión? —preguntó—. Me parece una
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