13 Iba a la cómoda donde los guardaba, abría los cajones y antes de escogerlos los miraba satisfecho. —Hoy, que es un día festivo, me los pondré de un color bien vivo. Y se puso unos fluorescentes que se distinguían a lo lejos. Como cada día después de desayunar, aunque lloviese, nevase o soplase mucho viento, salió a pasear por el bosque. Por si tenéis alguna duda... No, Matías no se duchaba, que eso del agua no es cosa buena para los ogros. Tan solo se quitaba las legañas y hacía gárgaras después de tirarse unos cuantos pedos para poder andar más ligero. En cambio, sí que hacía la colada. Y es que a Matías le gustaba llevar los calcetines limpios como los chorros del oro.
RkJQdWJsaXNoZXIy