16 Los peores son la polilla y los pececitos de plata. Perforan las hojas y pasan de una a otra excavando túneles y cráteres. Son como topos diminutos que devoran todo lo que encuentran a su paso. Al masticar hacen un ruido que no soporto: riqui-riqui-riqui… Y no te lo pierdas: cuando tienen mucha hambre, también se comen la encuadernación, aunque sea de tapa dura. ¡No tienen fondo! Entre estas paredes habitan plagas descomunales de bichos come-libros. Y tienen hijos, pero no dos ni tres. ¡Un montón de ellos! Se multiplican a toda velocidad y los libros corren un serio peligro. En esta biblioteca existen ejemplares muy valiosos, únicos en el mundo, y debemos impedir que acaben en el estómago de esos insectos. Por todo lo que te acabo de contar, hace muchos años, a una mujer bastante lista se le ocurrió una idea para poner a salvo los libros.
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