ES0000000197809 357297_Pandora Wilson y otro mitos urbanos_1

Daniel Hernández Chambers 18 Necesitaré un taxi a primera hora. Oh, nos dejaron un mensaje para usted. La recogerán en el hall a las 8:30, señora Wilson. Ella asintió, cogió la tarjeta llave que el hombrecillo le tendía y se dirigió a los ascensores. Dejó el maletín de cuero sobre la mesa, el otro junto a la cama y la mochila a los pies de esta. Ocupó los siguientes minutos en colocar su ropa en el armario y comprobar qué prendas requerían un planchado. A continuación se dio una ducha, puso al máximo el agua caliente, hasta que casi hervía y le quemaba la piel. El cuarto de baño se llenó enseguida de vapor, empañando el espejo y la mampara, luego cerró el grifo, pero permaneció allí, de pie, dejando que el agua resbalase por su piel desnuda y se perdiera por el sumidero. Durante unos segundos imaginó el recorrido del agua jabonosa, desde los veinte pisos de altura en que se encontraba hasta el subsuelo, para llegar después al río, que la llevaría consigo a mar abierto, kilómetros más abajo. Envuelta en el albornoz se sentó a la mesa y abrió el maletín, no sin antes echar un vistazo al otro, junto a la cama. No se había movido. Sacó los documentos. Si todo iba como estaba previsto, se firmarían tras la reunión de la mañana.

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