ES0000000197809 357297_Pandora Wilson y otro mitos urbanos_1

Daniel Hernández Chambers 20 de las montañas hacia el mar, dando tumbos en su recorrido, girando y girando sobre sí misma, retrocediendo y precipitándose al vacío en ocasiones? ¿Encontraría ella su mar? ¿Su salvación? Miró el maletín viejo, con su funda de tela descolorida que ocultaba la madera de que estaba hecho. No había más salvación que mantenerlo consigo, cerrado. Comprobó la hora. Las siete de diferencia entre Cantón y España significaban que Will acabaría de salir de clase en su instituto de Madrid. Pero llamarlo era inútil, no contestaría. Hacía una semana que no respondía a sus llamadas, y ella estaba convencida de que la última vez lo había hecho por error, lo había notado en su voz, en su desgana. A partir de ahí se vio obligada a dejar mensajes en su buzón, a los que el chico contestaba horas más tarde por WhatsApp con un simple ok. No podía culparlo por sentirse más a gusto con Richard. Él, Richard, siempre estaba de buen humor, siempre tenía un chiste a mano para romper el hielo o deshacer la tensión; padre e hijo siempre habían jugado juntos mientras ella vivía pegada al móvil. Abrió la aplicación de mensajería y escribió:

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