Daniel Hernández Chambers 24 ¿Pandora Wilson? Quien lo preguntaba, con una sonrisa de cordialidad ensayada, era un treintañero de evidentes rasgos asiáticos, aunque suavizados por algún porcentaje de sangre europea. Pandora llevaba un traje de tres piezas, gris oscuro. Con un maletín en cada mano siguió a aquel joven al coche que aguardaba con el motor encendido frente a la entrada del edificio. El señor Chang tiene un par de ideas que le gustaría debatir antes de la firma. Por supuesto. Siempre surgían ideas justo antes de firmar. Todo el mundo intentaba rascar una porción mayor de beneficio. Pandora sonrió, la misma sonrisa cordial y entrenada que le dirigían a ella. ¿Cuándo fue la última ocasión en la que sonrió de verdad, con ganas? Cuatro horas más tarde había incorporado la idea del señor Chang al acuerdo, sin necesidad de consultarlo, pues entraba dentro de los poderes que le habían conferido sus superiores, y estaba de vuelta en el hotel con los documentos firmados. El siguiente vuelo era por la mañana, de modo que tenía la tarde libre para pasear por la ciudad. Solo que
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