157 Haces un enorme esfuerzo y consigues llegar junto a ella. Pero es demasiado tarde, porque justo en ese instante el bloque de roca que sobresalía en la pared se hunde y la habitación comienza a temblar y a elevarse como si fuera un ascensor. Son momentos de pánico hasta que todo termina de temblar. —Qué ha ocurrido? —pregunta la chica. Tú le explicas con tono angustiado: —Hemos subido a la cima de la pirámide. Esta habitación en la que nos encontramos es una trampa que hay en la entrada para evitar que los ladrones penetren. Los constructores quisieron asegurarse de que la pirámide se mantendría intacta para siempre. ¡No creo que podamos salir de aquí! Ella te mira y dice tranquilamente: —No te asustes. Tengo un mapa que nos permitirá encontrar la salida. Te angustias cada vez más y gritas: —No tenemos escapatoria. Una vez que se activa el ascensor por donde entramos solo tenemos dos horas para encontrar una vía hacia el exterior antes de que todas las salidas de la pirámide queden bloqueadas. ¡No lo lograremos! Ella no entiende nada y tú señalas un gran reloj de arena de oro que se acaba de vaciar por completo. La chica responde con calma: —Solo hay que seguir el camino de «Los dos ojos de Horus». Vamos, necesitaré tu ayuda, porque no sé leer muy bien. ¿Cuál de las tres salidas que hay en la cúspide de la pirámide crees que es la correcta? Fíjate en esta pista. Explica por qué la has elegido. ¡Ahora tú! Ra Horus
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