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14 Pero no todo es malo. Porque, cuando me convierto en Galadriel.exe, ¡soy muy eficaz! Por eso me he llamado a mí misma «.exe», como los archivos que e-je-cu-tan. Galadriel.exe es frí-a- y-e-je-cu-to-ra. Hago la cama como un auténtico robot. Me trago la leche del desayuno como si hubiera quitado el tapón de la bañera: glu, glu, glu. Me visto así: zas, zas, pis, pas. ¡Ya! Pero la magia no está por ningún lado. Cuando se enciende el robot, se me apaga la chispa que llevo en mi interior. Como cuando se funden las luces del árbol de Navidad. O imagínate un campo, por la noche, lleno de luciérnagas brillantes, y que, de pronto, se van todas…, no sé,

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