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9 El mundo desaparece a mi alrededor y es como si todas las luciérnagas que tengo dentro se pusieran a volar haciendo figuras. Y mi voz se convierte en un instrumento mágico de música. A papá y a mamá no les he contado lo de las luciérnagas, pero sé que notan que soy especial, porque, cuando les hago un espectáculo y me aplauden, tienen los ojos tan brillantes como si todas mis luciérnagas se hubieran posado en ellos. Mi hermano… Mi hermano no siente nada de esto. Pero, bueno, la magia de las hadas que estamos rellenas de luciérnagas no es para todo el mundo. Oliver solo piensa en las cosas rellenas de chocolate. Bueno, y en las piedras y los minerales. Tiene alma de pedrusco, aunque no se lo digo para que no se enfade. ¡Y eso que él a mí sí me dice todo lo que se le pasa por la cabeza! Es lo que tienen los hermanos pequeños, que no piensan antes de hablar. Pero no te creas que mi hermano es un bebé adorable, no. Es solo un año y medio más pequeño que yo.

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