11 De verdad que tu madre no sospecha nada? —preguntó Rebecca a James una tarde—. ¿Ni siquiera un poquito? —Qué va —contestó él—. Ella cree que soy un niño muy maduro para mi edad. Rebecca se encogió de hombros. Los vivos eran tan palurdos... No se enteraban nunca de nada. Lo que la madre de James no sabía era que su hijo no jugaba solo. Alguien se encargaba de su educación. Rebecca Winter era niñera fantasma. Sí, has leído bien. Fantasma de los de verdad. Y también niñera. Las dos cosas a la vez. Vivía en la mansión desde tiempos inmemoriales. Nadie habría sabido decir desde cuándo. Y el día que James entró por la puerta, detectó que le hacía un poquitín de falta que alguien se encargara de él.
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