14 —Miguelín, somos unos pringados y le importamos un pimiento a todo el mundo, pero nos tenemos el uno al otro. El niño le respondió mordiéndole la camiseta y metiéndosela en la boca. —Recuerda esto, Miguelín: no estás solo y te entiendo. Miguelín le ofreció un osito de goma y, como muestra de solidaridad, Gustavo se lo metió en la boca. Los dos rieron y se lo fueron pasando de boca en boca. Estaban firmando un pacto de saliva de brothers. Y, entre babas y risas, Gustavo entendió el significado de la palabra hermandad. Era lo que los guerreros intercambiaban antes de las batallas. Respiró agradecido. Ya se sentía preparado para enfrentarse a su futuro inmediato.
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