15 Un minuto de gloria «Mañana empezamos el insti. He tenido unas vacaciones muy chulas. ¿Y tú?», le había escrito Jorge Molina por la noche. Gustavo se había quedado con el dedo paralizado sin saber qué responder. Finalmente, después de una noche de insomnio, con los ojos como platos, lo había entendido todo de buena mañana: era un niño sin vacaciones. O, mejor dicho, no tenía nada que contar de sus vacaciones. ¡HE AQUÍ EL PROBLEMA! ¿Qué demonios podía explicar él sobre las malditas vacaciones? Seguro que a ningún otro niño en el mundo le sucedía algo tan idiota…, no saber qué contar de un montón de días que sirven, sobre todo, para poder explicar cosas a todo el mundo. Hizo memoria. Sí, había ido a la playa quince días. El mar estaba lleno de turistas y la arena que-
RkJQdWJsaXNoZXIy