1839773

19 leía libros, jugaba a juegos de rol y miraba las estrellas por la noche. —Esta, que no quiere empezar el instituto —se quejó la hermana mayor mientras señalaba con desprecio a su hermana pequeña. Gustavo se preguntó cómo se llamaría «esta». —Gustavo también se estrena. Dejémoslos juntos a ver si se entienden, mi hermano es un friki. Y las hermanas los abandonaron, al uno junto al otro, sin ni siquiera presentarlos. Gustavo, rojo como un tomate, continuó andando y fingiendo que no había oído los comentarios de Cándida. Estaba seguro de que las gafas le resbalaban nariz abajo, que tenía los cordones de los zapatos desabrochados y que estaba a punto de tropezar y darse de narices contra el suelo. —Me llamo Berta. Gustavo no supo si aquello significaba que se tenía que presentar formalmente; al fin y al cabo, Cándida ya había dicho su nombre. —Hola, Berta. —No hace falta que me digas que ya soy mayor —masculló ella. Gustavo calló y tragó saliva.

RkJQdWJsaXNoZXIy