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Las cerezas de Amina Amina había sido criada en el palacio para hacer compañía a la princesa . Tuvo una infancia feliz. Sin embargo, desde hacía algún tiempo se sentía cada día más triste. Ella era una joven inquieta y aventurera , pero no le estaba permitido salir de los límites del palacio. –Amina –le decía la princesa–, ¿qué te pasa? Siempre estás en la torre mirando a lo lejos. ¿Qué buscas? Un día Amina le confesó el motivo de su tristeza . Soñaba con recorrer el mundo y descubrir cosas nuevas. La princesa le dio permiso entonces para marchar con la condición de regresar antes de un año con lo más hermoso que encontrara en su viaje. Pasó casi un año sin que la princesa supiera nada de su amiga . Hasta que un día Amina regresó. –Majestad , aquí tenéis parte de mi regalo –dijo Amina entregándole un cesto lleno de unos frutos rojos y brillantes–. Son cerezas. Para ver el resto de mi regalo tendremos que esperar algún tiempo. La princesa probó las cerezas y quedó asombrada por el sabor de esa fruta desconocida en su reino. Pasaron varios años y una mañana Amina llevó a la princesa detrás del palacio. Allí le mostró un espectáculo único: los cerezos que ella misma había plantado ya habían f lorecido y parecía que un manto de nieve cubría todo con sus f lores blancas. Amina había cumplido su promesa de traer lo más hermoso y la espera había merecido la pena . Comprendo el cuento 1 CONTESTA. ¿Por qué crees que Amina estaba siempre en la torre mirando a lo lejos? ¿Qué tenía que traer Amina de su viaje para la princesa? 4

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