1 Entre ellos: • Cuidar de no caer en la envidia, sabiendo aceptar y aprovechar todo lo que somos y tenemos. • No emitir juicios sobre los demás. Ser empáticos, ponernos en el lugar y las circunstancias de la otra persona para comprenderla mejor. • Reflexionar antes de realizar cualquier acto. Todas las decisiones que tomamos tienen sus propias consecuencias, por eso es conveniente no realizar nada a la ligera y pararnos a pensar en las repercusiones que podrían tener nuestros actos. 2 El corazón es donde se expresan los sentimientos más íntimos de la persona, donde se sienten las alegrías y las tristezas e, incluso la presencia de Dios. 3 La escala de valores es la ordenación jerárquica de nuestros valores. 4 Silvia Lubich (1920-2008) nació en Trento, Italia. Comenzó sus estudios de Filosofía, pero los abandonó a causa de la Segunda Guerra Mundial. Entonces sintió la llamada de abrazar el dolor del mundo y ayudar a los que sufrían debido a la guerra. Ingresó en la Orden Tercera franciscana, formada por laicos que viven según el carisma franciscano. En septiembre de 1943 vivió el bombardeo de su ciudad y tomó conciencia de que todo pasa, solo Dios y su amor permanecen. Ese mismo año se entregó totalmente a Dios y adoptó el nombre de Chiara, por Clara de Asís. Algunas mujeres se unieron a ella y formaron una comunidad. La lectura del Evangelio en los refugios antiaéreos les dio la clave de cómo debían vivir: «Que todos sean uno». Todo lo que tenían lo ponían en común, y ayudaban a los necesitados. Este fue el germen del Movimiento de los Focolares, una corriente de renovación espiritual que el Vaticano aprobó en 1962. Hoy están presentes en 182 países. 5 Los cristianos debemos tener en cuenta varios aspectos sobre el dolor o el sufrimiento: • El sufrimiento es inherente al ser humano. • No es un castigo de Dios. • No es una prueba a la que Dios nos somete. • La resignación no es una virtud cristiana. • Dios no nos abandona. 6 «La resignación no es una virtud cristiana». (Papa Francisco, Audiencia del 11/10/2017). Es una idea falsa pensar que un cristiano debe conformarse ante el sufrimiento o el dolor. Jesús no lo hizo, lo aceptó, pero lo afrontó con dignidad y fortaleza, y sus palabras fueron de esperanza, perdón y compasión, actitud que ahora conocemos como resiliencia. 7 Aunque no podamos encontrar un sentido al dolor, como cristianos, debemos buscar razones para la esperanza. 8 En el libro de Job se traduce el sufrimiento como una prueba que Dios pone a sus siervos. 9 Jesús nos enseñó que Dios es un padre que cuida de sus hijos, los ama y no los castiga, al contrario, se preocupa por recuperar a la «oveja perdida». Además, Jesús cura y salva a muchas personas que estaban desahuciadas, devolviéndoles la dignidad que la enfermedad o la pobreza les había quitado. 10 A través de ella veneramos a un Dios que asume el padecimiento humano y, por ello, tanto Él como su madre son un consuelo para muchas personas que luchan ante situaciones difíciles de enfermedad, muerte o injusticia. Pero, además, no debemos olvidar la que es la gran esperanza para el cristiano, porque después de la muerte Jesús nos regaló la VIDA. 18 RELIGIÓN 3.° ESO Material cortesía de . Prohibida su redistribución física y/o comunicación a través de internet o redes sociales 1 SOLUCIONARIO DE LA PRUEBA DE EVALUACIÓN Criterios de evaluación 1.1, 5.1 y 6.1
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